El autor del sencillo musical más vendido de la historia, desnudo ante las cámaras
Título original: Rocketman
Año: 2019
País: Reino Unido
Estreno: 31 de mayo de 2019
Duración: 121 minutos
Idioma original: Inglés
Productora: Marv Films y Rocket Pictures
Distribuidora: Paramount Pictures
Dirigida por: Dexter Fletcher
Reparto: Taron Egerton, Jamie Bell, Richard Madden Gemma Jones y Bryce Dallas Howard
Director de Fotografía: George Richmond
Guionista: Lee Hall
Montador: Chris Dickens
Música: Matthew Margeson
Productores: Matthew Vaughn, p.g.a., David Furnish, p.g.a., Adam Bohling, p.g.a., David Reid, p.g.a.
Hoy nos toca, en Music and Rock, hacer análisis de la película de 2019 sobre Elton John, que lleva por título Rocketman. Un filme que pudimos ver durante su preestreno, gracias a la invitación de Los 40 y Paramount Pictures, compañía propietaria de todas las imágenes que verás por aquí.
Te facilitamos la banda sonora, por si deseas escucharla (recomendable):
El músico que hoy nos ocupa, Elton John, nacido como Reginald Kenneth (Reggie) Dwight, merecía que le dedicaran una película. No sé si incidiendo tanto en lo sórdido de una etapa de su vida, como en su obra (que también aparece reflejada en la película). Pero lo cierto es que, sí, estamos ante un ejercicio de justicia social. Y, ante una gran película que combina el biopic con el musical.
La película, que nos acerca en la voz del protagonista de la cinta, Taron Egerton, los grandes éxitos de Elton John, merece la pena. La etapa narrada, por cierto, arranca a mitad de los años 50 y culmina en 1990, cuando el músico ingresa en una clínica de rehabilitación.
De hecho, es en ese momento cuando arranca el metraje.

Extravagantes zapatos de plataforma centelleantes
Como dice la promoción del filme, Rocketman, Elton John “se calza unos extravagantes zapatos de plataforma centelleantes para dar una gloriosa patada al libro de normas cinematográficas”. Por esa extraña mezcla de biopic y musical.
Lo hace -por qué no decirlo- siguiendo el rebufo marcado por la película que arrasó el año pasado, Bohemian Rhapsody, sobre Freddy Mercury.
Hollywood no ha querido perder comba. Hollywood no da puntadas sin hilo.
Si bien, hay que apuntar que esta producción empezó a gestarse allá por 2012. Y que el mimo en el detalle se hace notar desde el inicio de la cinta.
Sobre la película, el protagonista real de la misma, Elton John, ha asegurado que “lo que quería exponer es el increíble precio que tiene la fama”. Asimismo, “el increíble efecto que sobre la persona tiene la educación recibida en la infancia, lo solo que puedes llegar a sentirte y lo que sucede si no abordas diligentemente lo que te ocurre, en el plano personal, en términos de adicciones y patrones de conducta. Pero a la hora de abordar estas cuestiones no es imprescindible olvidarse del humor”.
La música de nuestra vida
Porque, seamos justos, si usted tiene más de 30 años, ha estado arropado en mayor o menor medida por la música de este británico, nacido en un suburbio londinense en 1947.
Aunque sólo fuera por aquel dueto con la drag queen Rupaul, que recuperó Don’t go breaking my heart en 1993, o tras la muerte de su amiga Diana de Gales, allá por 1997, momento en el que despachó 33 millones de copias de Candle in the wind. Por no hablar de si fue consciente de los temazos que lanzó durante los 70 y los 80, fundamentalmente.
Estamos hablando de un músico mayúsculo al que también han acompañado los números. La crítica. El público.

El aterrizaje del hombre cohete
Bien, en esta crítica no vamos a destripar nada. Fundamentalmente, porque la película, aunque tire de algún que otro simpático efecto visual (especial), habla de la vida de Elton John. Tirando de épica, pero resumiendo fundamentalmente el auge y caída a los infiernos del artista. ¿Os suena?
Los amigos del storytelling lo llaman el viaje del héroe y aluden a los arquetipos.
Rocketman narra la historia de su protagonista a través del prisma de sus propias adicciones. Como decimos, la película comienza cuando está ingresado en rehabilitación, en una sala con un grupo de personas sentadas, en corro. Terapia de grupo.
Destaca en la imagen un tipo disfrazado con un traje naranja oscuro, sembrado de brillantina, que se declara adicto al alcohol, las drogas, la cocaína y el sexo… Y las compras. El disfraz va aderezado con unos cuernos, y las gafas bordeadas de pequeños diamantes permiten ver unas ojeras notables y unos ojos tristísimos.
Ojos que sufren. Los de un Taron Egerton que se ha lanzado sin paracaídas para hacer el papel de su vida (hasta el momento). No sería de extrañar que, al igual que ocurrió con Rami Maleck en Bohemian Rhapsody, estemos ante el ganador del Oscar de este año.
Una excelente interpretación
Este treintañero clava la imagen y actitudes del Sir, y demuestra que los actores de hoy en día tienen voz no sólo para interpretar, sino también para cantar. Lo vimos hace unos años con Ewan McGregor y su soberbia actuación en Moulin Rouge -donde, por cierto, suena en un medley Your song-, o en los últimos tiempos a Bradley Cooper en la oscarizada Ha nacido una estrella.
Y es que, como dice Marcos de Quinto en ese libro que acaba de publicar, la gente suele envidiar los galones del uniforme ajeno, mientras ignora las cicatrices que ese mismo uniforme cubre. Y el de Elton John es otro ejemplo más de esto. Un ejemplo que, por suerte, no derivó en otro juguete roto de la música.

La niñez marca
La trama va recuperando momentos de su niñez, la de un crío con el corazón roto, que ve cómo su padre (padrastro) no le quiere (¿Cuándo vas a abrazarme, papá?, pregunta incansable).
O como siente el desprecio de una madre, Sheila Farebrother, más preocupada en darle alegría al cuerpo que en la educación de su hijo.
Como siempre en estos casos, si es que vive y tiene capacidad de maniobra, el papel de la abuela es vital, como se mostrará apenas arranca la cinta.
Suena I want to love…
En mitad de ese panorama, el muchacho se revela. A su manera, pero se revela. En un chasquido de misticismo recogido en la cinta, se recuerda cuando el pequeño Reggie toca una melodía que suena en la radio, en un pequeño piano existente en la casa, con apenas cinco años.
El niño se ve dirigiendo una orquesta y ya muestra un feroz interés por la música.

En realidad, la música es su auténtico hogar
Los roles quedan claros de saque. Ese pasotismo materno (por cierto, qué mal maquillan a Bryce Dallas Howard en la faceta de madre ya mayor de Elton John) queda reflejado cuando les informan de que el crío puede optar a una beca de la Academia Real de Música.
Se niega a acercarle a las clases y a pagar el importe derivado de las lecciones.
Pero… sale al rescate del pequeño la abuela, que se compromete a asumir todos los sacrificios necesarios.
De manera que una primera toma de contacto con los cimientos de lo que sería su vida de artista, su formación musical, se produce una de las escenas más memorables de la cinta.
Cuando la maestra toca una pieza de Handel en el piano y cuando entra en el auditorio el niño, para, y le insta a que toque lo que quiera. Repite la melodía de pé a pá y corta su interpretación en el mismo momento en que ella había levantado los dedos del teclado.

Y el rock llegó a su vida
En mitad del caos, Elton va creciendo. Llegan a sus manos los primeros discos del rock (el mítico de Elvis (1956). Y vemos como, ya en su adolescencia -con apenas 15 años-, monta la banda Bluesology. Con esa banda llegó a tocar con los Isley Brothers, el grupo que permaneció más años en activo en la Historia del Rock .
Hay que decir que los engarces argumentales de la película están muy bien trazados. De hecho, el embaucamiento es absoluto.
Cuando un filme no te empuja a mirar ni reloj ni teléfono móvil es porque te ha atrapado. Rocketman lo logra.
Años más tarde, cuando llega a la veintena, responde a un anuncio de la New Musical Express, en la que el gerente de Liberty Records, Ray Williams, busca músicos. De modo que le ofrece un sobre sin abrir, con letras de Bernie Taupin. Lo primero que pilla… El letrista, al que da vida Jamie Bell (el chaval de Billy Elliot creció, y lo borda) será desde aquel momento -finales de los 60- su media naranja musical.
Nacía el tándem perfecto, porque Elton John reconoció tener problemas para componer letras, pero no para componer canciones…
De esa alianza, como comentamos, surge un genio con dos cabezas. Entiéndaseme. En un momento dado, la alianza vendía el 4% por ciento de todos los discos que se comercializaban en el mundo. De hecho, en Rocketman podemos ver 23 canciones que han escrito juntas, con un toque nuevo, el que da el protagonista de la cinta, Taron Egerton.
Casi a modo de broma les plantea un único requisito en la audición: no interpretar aquel hit country, Streets of Laredo, el lamento cowboy que tanto sonaba en aquellos momentos.

Matar a la persona que iba a ser
Tras escucharle una improvisación al piano (en realidad es un fragmento del Candle in the wind que le devolvería, en la segunda mitad de los 90, parte de la evaporada fama que tuvo), Williams le ofrece un salario de 2 libras a la semana, que Reggie (así era como le conocían aún) acepta.
Sin embargo, en ese mismo contexto, Dwight interioriza que ha de matar a la persona que iba a ser para convertirse en la que quiere ser. Lo hace durante una conversación tras una actuación, como telonero.
De manera que, aunque asume el nombre de Elton John en homenaje a dos de sus compañeros en Bluesology, Elton Dean y Long John Baldry, en la película se hace referencia a un cuadro de los Fab Four, en el que destaca Lennon, colgado en el despacho de Williams. Ha nacido Elton John.
Para ser más exactos, Elton Hercules John se registra legalmente con ese nombre el 7 de enero de 1972.
Primer disco, primer éxito
De manera que, llegado 1970, Elton John publica su primer disco. Homónimo. Lo recoge la cinta al aludir al lanzamiento de Border Song. La precuela en el sentido temporal de su primer gran éxito: Your song. Un tema que le abriría muchas puertas. Entre ellas, la del club Troubadour de Los Ángeles.
En su primer vuelo a Estados Unidos, Elton -acompañado por Bernie- se sorprende del pequeño tamaño de aquel santuario musical, en plena vorágine hippie. Era el 25 de agosto de 1970. En ese año, Elton John emitirá tres discos. Ahí es nada.
“Está Neil Young entre el público”, apunta el dueño del garito, mientras suena Crocrodile rock. En un contexto en el que va a surgir otro elemento clave en la trama: el manager durante años de Elton John, del que se enamora perdidamente, John Reid, al que da vida Richard Madden.
De los Stark de Juego de Tronos, sí. Reid es uno de los malos de la película. Con él intima en una fiesta de Mama Cass.
Pero también destaca en la maraña de grandes actores que han arropado esta obra dirigida por Dexter Fletcher.

Ecos hippies
Tras ello, los ecos hippies: Has encendido la mecha, puedes hacer todo lo que quieras, puedes ser quien tú quieras, y va a ser una aventura salvaje.
Suenan Don’t go breaking my heart, y Honky Cat. Desenfreno.
De manera que la película va tomando un argumento que podemos resumir en sexo, drogas y homosexualidad. Extravagancia. Como esa escena en la que Elton John va a visitar a su padre (o padrastro), ya con otra familia formada, y le pide que le firme un disco… pero no para él, sino para un compañero de trabajo.
La sucesión de acontecimientos en algún momento sí puede parecer metido con calzador, pero la esencia está.

Qué vida más perra.
En la cabeza del músico resuena aquella frase que le dice su madre cuando, vía telefónica, le confiesa lo que ella ya sabía. Estás escogiendo una vida en la que estarás solo para siempre, nunca te amarán como es debido.
Demonio alado, número 1 en Estados Unidos
Como un demonio alado, de color naranja -justo como aparece en el inicio y en varias escenas de la cinta-, John parece crecer más y más como personaje.

Y logra su primer número 1 en Estados Unidos. Y se embarca en la mayor gira del rock and roll, con 150 conciertos en 76 países. Con un negocio que propicia 87 millones de euros al año.
Mansiones, drogas, más drogas, pastillas, alcohol. Desenfreno. Como Mercury en 1978, tras el lanzamiento de Jazz, en el Hotel Fairmont de Nueva Orleans. Hay ciertos paralelismos entre estos dos grandes músicos, como también existen similitudes en las dos cintas que les han puesto en la picota de nuevo.

La escena de la piscina
De manera que llegamos al momento en el que Elton John toca fondo. Ese en el que la historia vira. No podía faltar en nuestro análisis de Rocketman.
Tiene lugarcuando está en su mansión e intenta suicidarse. Suena Tiny Dancer. ¡Temazo!
En la piscina, en la que se hunde, se ve tocando el piano de niño.
Y aterrizamos en su interpretación de Rocketman, aderezada de los oportunos efectos especiales. El tema central de la película puede no ser el más conocido para muchos, pero sí fue una canción inspiradora. Que demuestra el crecimiento de esa alianza John-Taupin.
También sonarán después Goodbye yellow brick road. Vetusta Morla también le cantó a las baldosas amarillas. Ay, El mago de Oz…
Y, en ese viaje del héroe, Elton John trata de reconectar, se casa (Renate Blauel es la víctima). Habitaciones separadas. Se equivoca, avanza. Su patria añorada está en la infancia, aunque él ha cambiado, de cabo a rabo, su mundo. Y en ese trayecto quiere dejar atrás la soberbia de la estrella.
Como le dice un distante Reid, que se pasa por el forro del pantalón al cantante.

Mundo miope y egocéntrico
Y él sigue en un pequeño mundo miope y egocéntrico. Pero valiente. Sobre todo, valiente. Eso que tanto se echa de menos. Yo mismo.
Ya en la recta final de la película se encuentra con su madre. Insisto: la de maquillaje que gastaron para esta escena con Bryce Dallas Howard. Ante ella insiste el protagonista en que está “harto de huir de quien soy”. Rocketman.
Ella (je) responde aquello de: No te has esforzado en nada. ¿Sabes lo decepcionante que es ser tu madre? Si no te quieres a ti mismo, cómo esperas que los demás te quieran.
En esto también se parece a Bohemian Rhapsody. Frases épicas que podrían ser titulares.
Sin embargo, estamos ante una película más sincera. Más cruda. Real.
Una de las películas de 2019.
De hecho, el titular que yo pondría, sin duda sería éste, que pronuncia poco después Taron Egerton (insisto: colosal): Empecé a ser un capullo en 1975 y se me olvidó parar. Siento rencor por cosas que no importan. Debí intentar ser más normal.
Ay, amigo. Eso es lo difícil: ser normal.
Pero, sigamos con nuestro análisis de Rocketman.

Sigo en pie
Suena I’m still standing. Vemos una de las más icónicas imágenes de Elton John, con aquel videoclip en una playa plagada de sombrillas, grabado en la Costa Azul. Corría el año 1983.
Por último una de las actuaciones más recordadas de su carrera, cuando sale con traje de lentejuelas y gorra de béisbol. Está en el Madison Square Garden. El templo…
Hoy Elton John vive de una manera más tranquila. Lleva 28 años sobrio. Y medio siglo sin discutir con Bernie Taupin. Ha vendido 300 millones de discos. Pero, tal vez ha hecho cosas más importantes: tras dar un puntapié a sus adicciones, en 1992, fundó la Fundación contra el SIDA que lleva su nombre. Ha recaudado en este tiempo más de 450 millones en su lucha a escala mundial.
De hecho en enero de 2018 recibió el premio Crystal Award por su larga lucha contra ese síndrome. Fue en el Foro Económico de Davos.
Además, Sir Elton John y el Príncipe Harry de Inglaterra anunciaron el lanzamiento de la MenStar Coalition; una asociación global financiada con más 1.200 millones de dólares que persigue romper el ciclo de transmisión del VIH y, en última instancia, de acabar con la epidemia del SIDA para 2030. Ojalá lo consigan.

Canciones a seguir
- The bitch is back. Sirve para iniciar el relato. Es una pista de cómo se empleará la música en la película: un conducto para entrar y salir del mundo del protagonista y su entorno. Es una introducción redonda al universo Rocketman.
- Saturday Night’s Alright for fighting. Reggie aparece en un pub londinense tocando el piano con apenas diez años. Un travelin acompaña al pequeño a lo largo del recinto ferial, mientras interactúa con 300 extra, 50 bailarines, cuatro cámaras, tres grúas, diez autos de coche y una noria. Fueron necesarias doce semanas para coregrafiar este número de baile. ¿Qué te parece?
- Your song. La canción (imperecedera balada romántica) que lleva al éxito a todo grupo o solista es parte intrínseca de cada uno. “Es una letra extraordinaria de un poeta de 18 años de edad (Bernie Taupin). Y es complicada, la escribí en Mi-bemol y la escribí rápidamente, muy rápidamente, como se ve en Rocketman. Así es como sucedió en realidad. La composición fue un momento mágico de nuestra vida», reconocía recientemente John.
- Crocodile Rock. El momento en el que Elton John (aquí soberbiamente recreado por Egerton) actúa en el Trobadour es especial. Como lo es este tema que busca ser un homenaje a todo lo que hubo en torno al rock and roll, que abrió los ojos miopes del cantante. Durante ese número, con toda la energía y toda la realimentación, las piernas de Elton suben por el aire y el público se eleva por los aires junto a él. Otra dimensión.
- Tiny dancer. Creo que lo indicaba más arriba. Para mí una de las canciones más especiales del músico británico. Imperecedera.
- Honky Cat. En la película aparecen Richard Madden y Taron Egerton bailando sobre un gran disco giratorio. La escena en la que aparece el tema recuerda a un musical clásico.
- Rocket man. Arranca en el fondo de una piscina y culmina en un estadio. Toda una declaración de intenciones. En la película cuenta con un coro de 50 voces y una orquesta de cien instrumentos.
Crédito fotográfico: David Appleby / Gavin Bond © 2018 Paramount Pictures
La banda sonora, canción a canción
Rocketman by Elton John, Taron Egerton

- The Bitch Is Back (Introduction) – con Sebastian Rich
- I want love – con Bryce Dallas Howard, Gemma Jones, Steven Mackintosh, Kit Connor
- Saturday Night’s Alright (For Fighting)- con Kit Connor
- Thank You For All Your Loving
- Border Song
- Rock And Roll Madonna (Interlude)
- Your Song
- Amoreena
- Crocodile Rock
- Tiny Dancer
- Take Me To The Pilot
- Hercules
- Don’t Go Breaking My Heart (Interlude) – con Rachel Muldoon
- Honky Cat – con Richard Madden
- Pinball Wizard (Interlude)
- Rocket Man
- Bennie And The Jets (Interlude)
- Don’t Let The Sun Go Down On Me – con Celinde Schoenmaker
- Sorry Seems To Be The Hardest Word
- Goodbye Yellow Brick Road – con Jamie Bell
- I’m still standing
- (I’m Gonna) Love Me Again
NOTA: 9/10
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Gracias por escribir, Antonio. La película cuenta la vida de Elton John desde la perspectiva de un director, aunque la vida del artista está «contada» en muchos sitios. Nosotros hemos comentado (hombre, comentario al menos sí hay…) lo más destacado del filme. Pero asumimos la crítica y trataremos de mejorar nuestros textos. Muchísimas gracias de nuevo
Lo que hiciste fue contar la peli, ni crítica ni comentario. Que mal!