El batería de la banda, Steve Gorman, nos acerca el devenir de una banda que hizo buena música, pero vivió al ralentí por las drogas y los caracteres enfrentados
Título: Difíciles de manejar. Vida y muerte de The Black Crowes
Autores: Steve Gorman y Steven Hyden
Editorial: Neo Sounds
Traducción: Puerto Barruetabeña
Número de páginas: 416 páginas
Características: 15×23 cm rústica
Lanzamiento: Agosto de 2020
Precio recomendado: 19,90 euros (aprox.)
ISBN: 978-84-158875-6-0
Hoy os acercamos la crítica del libro Difíciles de manejar de Steve Gorman, batería de The Black Crowes.
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¿Cómo y cuándo surgieron The Black Crowes?
Steve Gorman ha sido -fue, es y será- durante muchos años componente de uno de los grupos de rock y blues más importantes de Estados Unidos sobre todo en los 90, pero también hasta su definitiva disolución, en 2013, que ellos mismos volvieron a aplazar en 2020 al anunciar una nueva gira por su país y por Europa.
Su historia surge, no obstante, en torno a Atlanta, en 1987.
Lo vivido por ellos es un periodo amplio que da para mucho, como podemos ver en el libro Difíciles de manejar. Vida y muerte de The Black Crowes, y que toma por título una de las canciones más populares de la banda que, curiosamente, es una versión de un tema de un clásico de un artista por el que tenemos auténtica devoción en Music and Rock, Otis Redding.
El texto mantiene una importante tensión narrativa, pero desde el primer momento vemos que hay un discurrir lineal de los acontecimientos. Así, Gorman nos cuenta, desde el principio cómo surge la banda, como Mr. Crowe’s Garden.
La formación ha tenido más idas y venidas que Chiquito de la Calzada que en paz descanse. De hecho, al poco de lanzarse este libro en España -que aborda la historia de la banda, desde 1987 hasta 2013- se supo que la banda volvía a la carretera.
Los hermanos Robinson en el punto de mira
Lo cierto es que la banda de los hermanos Robinson y Steve Gorman -él insiste mucho en que los artífices de la misma fueron ellos tres, a pesar de que por la formación pasaron hasta 17 músicos– estaba en una batalla permanente.
Esa batalla era la que protagonizaban los hermanitos, amigos intermitentes del batería metido a comunicador (él insiste en que es una cosa que le atrae), y deja perlas como ésta: “los hermanos pronto se centraron en una batalla exclusiva, total y personal del uno contra el otro por el control del grupo, que fue principalmente lo que destruyó The Black Crowes”.
Y es que en el relato esto es una constante. Para bien o para mal.
También es una constante el desarrollo del habitual proceso composición-grabación-gira-problemas que tuvo la banda y sus idas y venidas con el consumo de estupefacientes y en cómo éste influyó de manera relevante en la construcción de algunos de sus álbumes.
Ni siquiera las complicaciones, tal como también pone de manifiesto Gorman, pudieron con The Black Crowes, que sobre todo era música, el pegamento que unía a unas personas muy diferentes, y los que más, al parecer, los hermanos Chris y Rich Robinson.
“Para mí nuestra mayor fuerza era que podíamos simplemente enchufar los instrumentos y dejarnos llevar”.
La realidad es que el título elegido para versionar, a cargo del mejor intérprete de soul, y que da nombre al libro, no puede estar mejor seleccionado.
Robert Plant, Jimmy Page… Los Rolling Stones
Pocas bandas pueden decir que han tocado, en gira, con dos leyendas de la música como son Robert Plant y Jimmy Page, dos de los tres componentes de Led Zeppelin que siguen vivos.
Mucho menos que hayan tenido un contacto estrecho con la probablemente segunda banda musical más importante del rock and roll de la Historia -el orden seguro que provoca discusión-, como han sido The Rolling Stones.
Y The Black Crowes giraron durante una buena temporada con los dos primeros, cada uno por su parte, y también con sus Satánicas Majestades.
De hecho, sobre estos últimos, Gorman afirma esto en el libro: “The Black Crowes les deben muchísimo a los Rolling Stones.
Mucha gente nos acusa de habernos nutrido de ellos a lo largo de los años. Y esas personas muchas veces se olvidan de que, de todos los grupos que ‘saquearon’ a los Stones, nosotros fuimos los que lo hicimos mejor”. No le falta razón.
En el caso de la gira que desplegaron con Page, que finalizó de manera abrupta,
Gorman detalla cómo le contó el guitarrista británico por qué había abandonado, tras otra salida de pata de banco, nuevamente de uno de los Robinson.
El batería habla también de la relación que tuvo la banda con Oasis, con quienes coincidieron también, otros hermanitos mal avenidos en el maravilloso mundo del rock and roll. No faltan por estas páginas tampoco Aerosmith -una decepción para ellos-, el polémico Rick Rubin o los ZZ Top.
Un ejercicio de autocrítica
Supongo que si lees este libro te quedarás con la idea de que el bueno de la película es Steve Gorman, aunque eso da que pensar.
Al menos es un tipo honesto que dice cosas como ésta en el texto: “Hay una buena parte de nuestra base de fans que cree sin la menor duda que ‘la edad dorada de The Black Crowes’ es el intervalo de un año que va desde el verano del 96 al verano del 97. Probablemente en cierta manera sí que lo es. No hay duda de que entonces el grupo estaba mostrándose más ambicioso que nunca”.
El empuje externo era, en muchas ocasiones, el catalizador para que la maquinaria no parase, a pesar de que hubo decenas de frenazos en el camino, porque las personalidades de los componentes de la banda, en circunstancias habituales seis componentes, chocaban cada poco tiempo, insistentemente en el caso de los hermanos.
Algo que queda claro en todo momento en este libro: “El grupo se había convertido, en cierto sentido, en ‘Chris Robinson y los sin nombre’, pero eso era culpa exclusivamente suya. yo había vuelto animado por la idea de que ‘querían hacer las cosas bien’.
Pero al final eso no ocurrió porque Chris destruyó cualquier unión que pudiera haber en The Black Crowes”. Steve Gorman se queda a gusto, la verdad.
Sobre el autor
Esta obra la firman Steve Gorman y Steven Hyden. El primero tuvo el privilegio de estar en la fundación de The Black Crowes, junto a los vilipendiados hermanos Robinson, y crecer con la banda.
También formó parte de Trigger Hippy. En los últimos tiempos ha impulsado dos programas de radio con su nombre, el primero de ellos sobre deporte y el segundo sobre rock and roll. En la actualidad vive en Nashville con su familia.
Por su parte, Steven Hyden publica con regularidad en medios como New York Times, The Washington Post, Billboard, Rolling Stone o The Ringer.
Lo mejor
El libro aporta algo que siempre es de interés: cómo se ve la vida desde dentro de una banda. El texto nos ofrece múltiples detalles y, a través de sus más de 400 páginas, nos hacemos una idea excelente de que no es oro todo lo que reluce, que cada profesión tiene sus complicaciones…
Además, podemos comprender que realmente The Black Crowes llegaron hasta donde llegaron por muchos sacrificios.
A la parte superficial de todo grupo de rock and roll se le presupone se añade una pátina de idas, venidas y sobre todo, compromiso por unas siglas. Esto es como lo de los equipos de fútbol. Pero, como en el deporte rey, también hay mucho de intereses y de economía. Como en casi todo.
Lo peor
Por poner un pero al texto, éste nos ofrece, como claramente expone su autor en el epílogo, Steve Gorman, su visión particular de los hechos. Probablemente la de sus compañeros de filas será distinta.
En realidad eran como una especie de familia, claramente no muy amorosa…
Lo cierto es que si hacemos caso a lo que dice Gorman, él apenas tuvo malos comportamientos -salvo su habitual contacto con alcohol -cerveza por doquier- y drogas, como el resto de la banda-.
Por otra parte, al menos a un servidor no le ha gustado la cantidad de ganchos que incorpora el texto, al final de cada capítulo, como si de episodios de una serie de televisión se tratara. Demasiada tensión.
Nota del libro
7,9/10