Abordamos la biografía más completa en castellano de la primera superestrella del rock and roll
Título: Janis Joplin. La biografía definitiva de la legendaria reina del rock
Autora: Holly George-Warren
Editorial: Libros Cúpula (Planeta)
Número de páginas: 495 + Páginas con fotografías
Características: 15×23 cm s/cub. cartoné
Lanzamiento: 17 de septiembre de 2020
Precio recomendado: 27,95 euros (aprox.)
ISBN: 978-84-480274-3-8
Título en inglés: Janis: her life and music
Traducción: Rocío Valero
Hoy analizamos la biografía de Janis Joplin que acaba de publicar Libros Cúpula en España y que hemos devorado para poder detallarte lo posible sobre ella.
Contenidos de esta entrada
- 1 Sin Janis no habría habido nada…
- 2 La infancia marca
- 3 La búsqueda constante de cariño
- 4 La lealtad como valor insondable
- 5 Desafortunada en el amor
- 6 La música por encima de todo
- 7 ¿La primera influencer musical?
- 8 Una biografía con una documentación de escándalo
- 9 La Estafa de las Noches de los Sábados
- 10 La autora
- 11 Valoración
Sin Janis no habría habido nada…
Sí, tal vez la sentencia sea demasiado categórica, pero si algo hay que reconocer a Janis Joplin (Port Arthur, Texas, 19 de enero de 1943- Los Ángeles, California, 4 de octubre de 1970) es que, a su manera, cambió el mundo. En particular el femenino. El alma de la música contemporánea no sería el que es sin esta mujer.
Cuando se cumplen 50 años de su muerte, que hasta ella misma llegó a ver cerca -como se cuenta en el relato de esta biografía (definitiva, según titula la editorial)-, abrió muchos caminos a sus congéneres.
Hay que reconocer a esta joven impulsiva, tremendamente depresiva y con un coraje fuera de lo normal que puso las bases para lo que vendría después para muchas mujeres.
¡Los tuvo bien puestos! Aquellos años 60 en los que las mujeres tenían la voz que tenían -también en Estados Unidos-, rompió moldes y, cual salmón por el río, se empeñó en nadar contracorriente hasta conseguir lo que siempre había soñado: reconocimiento y éxito. Y respeto, sobre todo respecto. Algo que en ocasiones tuvo a pesar de su ensoñación constante como consecuencia de sus adicciones.
La infancia marca
No, no es la primera vez que veréis esta frase entre mis reflexiones sobre más de una estrella del universo musical.
De hecho, la dura adolescencia de Janis Joplin, que ya era un alma errante y más que probable chica superdotada en su niñez (esto por entonces vendría a ser ciencia ficción), y que, desde siempre tuvo inquietudes muy superiores a las de las chicas de su edad, la marcaría de manera intensa para el resto de su -corta- vida.
Ella siempre tuvo en mente despuntar, y vio que su voz (pese a los críticos lamentables y llenos de prejuicios, que también los había por aquella época) y cómo reaccionaban los que estaban a su alrededor, le podría dar ese estatus que tal vez sus limitadas habilidades sociales no le permitían conseguir.
Esta joven de Port Arthur, en el estado norteamericano de Texas, que no acababa de encontrar su sitio, siempre tuvo como referente a su padre -el otro ateo y listo de la familia- que era un tipo también apasionado de la música -en su caso, la clásica-, y a Bessie Smith, una superestrella del blues a la que Janis pagaría su lápida cuando ésta ya era famosa, en reconocimiento a su enorme influencia musical. También bebió de las fuentes de Billie Holiday o Big Mama Thorton.
Janis fue creciendo y forjando su identidad, alternando con chicos mayores, pasando por fases de asimilación beatnik, hippie, de cuelgue absoluto…
En fin, si lo piensas, mucho abarcó para el poco tiempo que pisó la faz de la tierra.

La búsqueda constante de cariño
Lo hemos dicho arriba: Janis Joplin vivió tal vez demasiado preocupada por lo que pensaban los demás de ella.
Ella quizás murió demasiado pronto para darse cuenta de que realmente esto no es lo importante en la vida. No le dio tiempo a asmilarlo. A unos nos cuesta más que a otros…
De hecho, tal como relata la autora de esta recomendable biografía, hasta sus últimos días, estuvo buscando ese reconocimiento entre quienes antes se habían burlado de ella, no la apreciaban o no la entendían.
Reseñable ese episodio en Port Arthur, tras haberse distanciado de su familia, con comentarios poco afortunados en ciertos medios de comunicación, y tras haber hablado mal de su propia comunidad.
El libro nos narra, a salto de mata, ese hecho. Como también ese empeño por agradar a través de una documentada correspondencia a sus padres.
Unas epístolas que, por cierto, tejen buena parte del libro, y que muestran esa mentira que oculta el drogadicto a su entorno sobre su adicción, pero, en el lado positivo, su crecimiento como figura musical.

La lealtad como valor insondable
Janis Joplin se empeñó en ser una de las primeras integrantes del maldito Club de los 27, ese que componen algunas de las mayores figuras del rock and roll de todos los tiempos. Fallecidos a esa temprana edad. ¡Iker Jiménez ya estás haciendo otro capítulo sobre ellos!
Ya hablamos por aquí del malogrado Kurt Cobain.
Joplin se sumó a ese grupo porque, a pesar de la fortaleza, sus convicciones y su lucha, tenía un carácter cuasi-bipolar que la convertía en presa fácil de las depresiones. Depresiones que sólo calmaba con una droga no precisamente blandita ,como el caballo.
Si bien, esta mujer, que desde los 16 años tuvo claro que sería lo que finalmente fue una estrella planetaria -a ella no le gustaba ese término, o eso decía en público-, demostró muchos de los valores que hacen grandes a las personas grandes. A no muchas.
Porque, ella fue de las primeras en manifestar que quería más a su perro George que a muchos de los de su especie.
Probablemente influenciada por un contexto muy concreto, aquel Verano del Amor (interesante el episodio que cuenta Holly George-Warren de la visita de los padres de Janis y sus dos hermanos al barrio Haight-Ashbury de San Francisco), sufrió más que nadie al partir las peras con la banda que la puso en la picota, la Big Brother and The Holding Company, pese a lo cual se sintió incomprendida porque no la permitían avanzar hacia la diva en la que se estaba convirtiendo Joplin.
Su actitud con la banda posterior, Kozmic Blues… Un nombre que ella misma puso, en alusión a aquella sensación que la propia Janis definió de que “hagas lo que hagas, acabarás desmoralizada”.
Aquella jovencita tejana, que llamaba la atención por sus atuendos y por sus actitudes ¿amaneradas?, acabaría sus días perteneciendo a Capitol Records, tocando con un grupo que sonaba como pocos como Full Tilt Boogie y trabajando con el agente de Dylan Albert Grossman y el productor de The Doors, Paul Rotchild.

Desafortunada en el amor
En este capítulo, ya que hablamos de la lealtad (bien escaso), también es destacable el episodio “Peter de Blanc” que, igualmente, marcaría su carácter de una manera notable hasta el final de sus días en las relaciones de pareja. El tipejo aparente que en realidad era un estafador en toda regla, que jugó con sus sentimientos de manera descarada y sin ningún tipo de rubor. Pero, no solo…
Janis, tras ese episodio, no se ataría prácticamente a nadie -como excepción tal vez, la aventura con David Niehaus-.
No solía hacerlo desde ese momento, por lo que fueron muchos (y muchas) los y las amantes que pasaron por su vida, en su mayor parte relacionados con el mundo de la música o la otra faceta tal vez más recordada de su vida, la droga.
La heroína fue un condicionante notable en los últimos meses de su vida, y precisamente una sobredosis de esa sustancia estupefaciente sería lo que acabaría con la que se definía como la madrina del blues. Aunque sólo con hojear este libro verás que fue mucho más que eso.
Ella tenía presente su fragilidad, a pesar de los pesares y su juventud -prueba de ello es que cambió su testamento poco antes de fallecer-, y una lección que sí aprendió de su vida familiar fue la de llevar todo en orden. En la medida que su consciencia le permitía, claro…
La música por encima de todo
Janis Joplin abrió oídos, pero también bocas. Desde que empezó a actuar en tugurios de mala muerte, hasta que llegó a algunas de las salas más relevantes del momento, sobre todo en la Costa Oeste Estados Unidos o logró reunir a decenas de miles de personas frente a ella, absortas ante sus movimientos, sus pisotones, aquellos collarones, las plumas o los pantalones de campana. Fue la artista total.
Es recordado su paso por el Festival de Monterey, en 1967, su verdadero descubrimiento para la nación americana, en el que también pudo acercarse a algunos de sus ídolos como Otis Redding o Jimi Hendrix, o por Woodstock, en 1969.
Dos hitos en el camino, por cierto, en que sus asesores por entonces no permitieron que hubiera imágenes oficiales en las que pudiéramos ver el show de la intérprete de Cheap Thrills, un disco que vendió en origen más de un millón de copias.
El último, Pearl, llegó a superar los ocho millones despachados. Joplin se convirtió, casi sin querer, en la gallina de los huevos de oro.
A pesar de haber conocido a Bob Dylan -uno de sus referentes-, de haber peleado con Jim Morrison, de seducir a Leonard Cohen o de haber cantado con Tom Jones, Janis vivía con desencanto ciertos pasajes de su vida. Tres años antes de pasar a mejor vida, describió la música como el único aspecto de su vida que nunca la había traicionado.
Medio siglo después, su canción más conocida Me and Bobby McGee ilustra el anuncio de un banco… Está todo dicho.
¿La primera influencer musical?
Joplin no dejaba indiferente a nadie. Y eso le gustaba. Era descarada, fue la primera influencer (buenísimo ese episodio con la marca de whisky que ella prefería, y que le premió con una aportación pecuniaria).
O cómo se convirtió en uno de los fijos del Hotel Chelsea de Nueva York, como recordaría otro portento femenino en la música como Patti Smith.
Pero, y esto es lo que realmente nos interesa por aquí, más allá de su imagen de mujer fatal (en realidad era el revestimiento de una chica sensible que buscaba esa aprobación general) y de que tal vez ella era realmente la mala influencia para algunos de sus “amigos”/“amigas” por su absoluta dependencia hacia alcohol y otras drogas, su perfeccionismo permitió un mestizaje hasta entonces inédito de sonidos y géneros, esa búsqueda de nuevas experiencias auditivas, nos facilitó obras cumbres en la Historia de la Música.
Y, sobre todo, marcó el camino a muchas otras mujeres.
Una biografía con una documentación de escándalo
Al César lo que es del César: esta obra es un escándalo en cuanto a fuentes y documentación. El relato, tal vez va demasiado cargado de protagonistas menores, aunque aporta otros puntos de vista sobre los que al menos por aquí teníamos de la gran diva del rock. No obstante, la sobreinformación en cuanto a nombres se subsana con ese índice onomástico que aparece al final de sus casi 500 páginas.
La Estafa de las Noches de los Sábados
Además, pone el foco en elementos clave en la vida de Janis Joplin.
Como -ya lo verás, si te animas a leer esta biografía– esa idea de la Estafa de las Noches de los Sábados, que tan bien se explica y que viene a ser algo así como, nos pasamos la vida trabajando de lunes a viernes con la mente puesta en el fin de semana, en particular en las últimas horas del sexto día, pero suele ir cargado de decepción e infelicidad.
La autora
Holly George-Warren es una de las cronistas más conocidas de la Historia de la Música.
Ha sido directora editorial de Rolling Stone Press, y es autora de más de una docena de libros, además de colaboradora de múltiples publicaciones editoriales.
Escribe también en algunos de los principales rotativos de Estados Unidos, y de revistas punteras en el ámbito cultural.
George-Warren ha aparecido en numerosos programas de televisión para hablar sobre música de canales como la CBS, MTV, VH1 o la NBC.
Es también conocida por su profunda experiencia glosando la música del género americana.
Por cierto, si te quedas con ganas con más, Netflix estrena un documental en estos días titulado Janis: Little girl.
Crédito de la fotografía de la escritora: Franco Vogt
Valoración
8,1/10
Gracias por escribirnos, Gustavo. ¡¡Muchísimas gracias!!
Gracias, Héctor. Te animamos a suscribirte al blog. ¡¡Saludos!!
Muy buen articulo!!!!
Muy excelente reseña muchas gracias!! -Gustavo Woltmann.
Janis es la mujer que mas influyo en mi musica es una pena que nos haya dejado tan joven.
Gustavo Woltmann