Domingo J. Casas cree que “La vida es más una cuestión de suerte, de estar en el sitio justo en el momento adecuado”
Hoy te acercamos la entrevista a Domingo J. Casas realizada el 6 de mayo de 2021.
Nos atiende, vía telefónica, desde la costa levantina donde pasa una parte del año por motivos de salud. Te lo avanzamos: esta entrevista lleva Música en las venas…
Domingo J. Casas, Domin para los amigos (y los enemigos), es una institución, un histórico de la escena musical española.
Sobre todo detrás de la cámara, pero podríamos decir que ha tocado todos los palos. Impulsó su propia discográfica y ha desplegado servicios de management musical.

Contenidos de esta entrada
- 1 40 años tras las cámaras
- 2 Un coloquio entre dos chiflados de la música
- 3 Proyectos a la vista
- 4 El COVID-19 y la gasolina de los conciertos
- 5 ¿Sacar un disco, para qué?
- 6 Los primeros contactos con la fotografía de Domin J. Casas
- 7 Delante y detrás de la cámara
- 8 Con Los Albañiles, Doctor Livingstone Supongo y Los Inhumanos
- 9 Fotografías desde todos los ángulos
- 10 Malos tiempos para la lírica
- 11 Anécdota con Loquillo + Hacer lo que te gusta
- 12 Participación en Héroes: Silencio & Rock and Roll
- 13 Mayor artificialidad entre los artistas
- 14 El concierto de Metallica en 2019
- 15 En tu fiesta me colé
- 16 Keith Richards llama a tu puerta
- 17 Dueño de su destino como fotógrafo
- 18 Menos democracia en los conciertos
- 19 Aquellos conciertos en Rockola o Canciller
- 20 Un botón para escuchar música
- 21 «No soy un fotógrafo barato»
- 22 De Maná a Bosé pasando por Robert Fripp de King Crimson
- 23 La Movida, Los Rodríguez, Dani Martín y los haters
- 24 Dani Martín, otro artista atlético
- 25 Más de un millón de fotos digitales, alguna menos analógica
- 26 Fotografías pensando que van a vestir un edificio
- 27 De la fotografía analógica a la digital
- 28 You can get what you want
- 29 Comisario de cientos de exposiciones
- 30 Diez años digitalizando… ¡y los que quedan!
- 31 El aprendizaje fotográfico. Más vale maña
- 32 Colaboración con Rolling Stones América… y alguna más
- 33 La experiencia de Woodstock ‘94
- 34 El caprichoso mito de las estrellas
- 35 Conciertos inolvidables y alguno olvidado
- 36 Disciplina laboral
- 37 Los amigos de la Movida Madrileña
- 38 La grandeza y fragilidad de Antonio Vega
- 39 El parque temático de la Movida Madrileña
- 40 Una visión ochentera
- 41 La reflexión final de un buen tipo del barrio de Usera
- 42 Cuidadín con los foteros
40 años tras las cámaras
Domin lleva más de 40 años dándole a la tecla, algo mucho más complicado que lo que creen esos periodistas ciudadanos que consideran que por tener un móvil son Doisneau o Cartier-Bresson. Aunque, como el propio entrevistado reconoce, lo que se vende ya no son teléfonos, sino “cámaras con móvil”
Music and Rock tiene una estrecha relación con él desde que -hay que contarlo- no le firmamos unas fotografías que había pasado a la organización del festival de Gredos, Músicos en la Naturaleza.
El error se enmendó y desde entonces seguimos muy de cerca a Domin.
De él hay que decir también que ha firmado -él sí- algunas de las fotos más emblemáticas de algunos de los discos más importantes publicados en España.
Si echas un vistazo a su web vas a hacerte una idea de quién es Domin, un tipo al que pocos músicos han dado la espalda. Por la cuenta que les traía.
Un coloquio entre dos chiflados de la música
La entrevista se convierte en un coloquio entre dos chiflados por la música. Y merece la pena porque pone de manifiesto los conocimientos enciclopédicos del entrevistado, Domin, fruto en buena parte, de su organización y ética de trabajo durante décadas.
Lo cortés no quita lo valiente.
La entrevista (que te recomiendo leer o escuchar hasta el final) se nos estaba resistiendo.
Domin nos hace un hueco en mitad de esa tarea ingente que tiene entre manos: digitalizar su amplísimo archivo musical (a lo largo de la entrevista verás de lo que estamos hablando).
Proyectos a la vista
Y lo hace ya con la vista puesta en algunos de los proyectos que tiene entre manos. Lo que nos puede contar: “Acabo de trabajar con Luar Shadow Light, voy a hacer las fotos del nuevo disco de Mr Sánchez, en Valencia, el mes que viene, y las del próximo trabajo de Seguridad Social”, entre otras iniciativas ya agendadas.
“La gente compra ahora vinilos como cuando en los 80 compraban libros los que no los leían sólo para rellenar estanterías”
Domingo J. Casas
El COVID-19 y la gasolina de los conciertos
El fotógrafo sentencia que “los conciertos son la gasolina de los que amamos esto, y si no hay conciertos durante un año es algo penoso”.
En ese contexto, Domin recuerda que el último concierto al que fue tuvo lugar el 9 de marzo de 2020.
Fue de la Dancetería, la fusión de Miss Cafeína y Varry Brava, que, sentencia, “a lo mejor por separado no me hacen tanta gracia -dicho de manera elegante-, pero la mezcla de los dos me encantó”.
Una semana antes pudo ver a La Frontera.
Poco más.

Como «una tarea de supervivencia». Así ve Domin lo que afronta el sector musical: “El de 2020 no ha sido un año de poder hacer pausa en el ámbito musical, sino que lo que no te mata te hace más fuerte. No veo a la gente bien. Parece que se ha parado tres años en lugar de uno. De hecho, no nos aguantamos ni a nosotros mismos».
¿Sacar un disco, para qué?
Además, han cambiado las reglas del juego… La afirmación no es nuestra, es del propio Domin. «Sobre las biopics, los grupos tienen que hacer cosas, porque sacar disco, ¿para qué?, hacer un single, ¿para qué? Santi (Santi Sánchez), de Los Inhumanos, me decía que volvían a los bares… ¿para qué?
“Yo creo que los que estábamos en el Rockola lo último que hacíamos era mirar al escenario. Yo sí, porque hacía fotos”
Domingo J. Casas
Le ponen todo tipo de pegas… La gente quiere tocar. Cuantos hombres de conciertos, los músicos que tienen un cierto acomodo, con dinerillo… pues han resistido este año».
Los primeros contactos con la fotografía de Domin J. Casas
Domin nació en Nueva Gales del Sur, en Australia, en 1961.
A los diez añitos aterriza en España, de donde no se ha vuelto a mover. Esto es un decir.
Este dato biográfico, aunque no lo creas, ya resume bastante de su vida, el haber nacido en una punta y la otra del mundo, porque nuestro invitado en Music and Rock siempre fue un culo de mal asiento. Dicho con cariño.
«En 1979 empecé en este mundo: hacía fotos para el Diario 16, repartía ese mismo periódico en las marquesinas y lo vendía en el quiosco de mi familia, y por las noches estudiaba Psicología. Eso lo sabe poca gente».
Además, en la Universidad Complutense se sacaba un dinerillo haciendo fotos de carnet, con el propósito de ahorrar para ir comprando material de fotografía para ir creciendo en lo que sería su medio de vida.
Una estrategia ésta que ponía de manifiesto que estábamos ante un tipo con visión de futuro.
«Los artistas cuanto más grandes son, resultan ser las personas más sencillas del mundo»
Domingo J. Casas
Delante y detrás de la cámara
Han sido múltiples las aventuras de Domin en el mundo de la música, fundamentalmente desde los fosos de los estadios, en los laterales de las mejores salas de conciertos de toda España.
Pero también hubo un tiempo en el que se atrevió a subir a una tarima…
«Yo toqué en un grupo que se llamaba Los Presumidos, que fue el embrión de Mar Otra Vez y La Fundación, o viceversa», recuerda.
Sin embargo, como él mismo reconoce, la vista siempre ha sido un mejor aliado de Domin que el oído, aunque no se puede decir que tenga mal gusto musical, ni mucho menos: «Duré poco como teclista, porque se me daba mejor hacer fotos, y me echaron rápidamente».
Una tecla por otra…
En aquella aventura musical iniciática estaban junto a él Javier Escudero y Erizonte.
«No sé si en la única foto que hay de la banda salgo yo o la hice yo… probablemente esto último», trata de adivinar.
Con Los Albañiles, Doctor Livingstone Supongo y Los Inhumanos
En aquellos primeros años 80 Domingo J. Casas era un tipo hiperactivo. De hecho, como apunta en esta entrevista, «canté y berreé con un grupo que se llama Los Albañiles, en el que estaba Paco Casas, Jesús Yanes y Santi Urrialde (el mismo que triunfaría como humorista en Esta Noche Cruzamos el Mississippi)».
«Acompañé a mi primo Luis Livingstone, de Doctor Livingstone Supongo, también en algún directo. ¡Y a Los Inhumanos», rememora el fotógrafo de su etapa sobre los escenarios.
Osadía era una palabra que muy frecuentemente utilizaba en aquellos tiempos.
«Sabemos lo que es este mundo tan atractivo, pero al final yo soy muy torpe (se ríe). Lo he intentado, pero yo soy más de imágenes», concluye.
Fotografías desde todos los ángulos
Tras cubrir 10.000 conciertos y haber comisariado unas 500 exposiciones, tal como él mismo recuerda, «ahora estoy un poco más viejuno, pero he estado arriba, abajo, detrás del escenario, fotografiándolo desde todos los ángulos habidos y por haber», sentencia Domin, quien considera que «eso ayuda a completar la visión».

Malos tiempos para la lírica
Domin conjuga como pocos dos sectores, el de los medios de comunicación -donde ha trabajado durante años- y el de la música, que no viven sus horas más boyantes.
Aunque hay que decir… que ¿cuándo no ha habido crisis en ellos? Siempre hay unos privilegiados que ven una cara diferente del prisma, pero como él señala, «en este mundo tan atractivo y glamuroso por fuera, si la gente realmente supiera lo que hay detrás… Hay gente trabajando gratis para que sus fotos aparezcan publicadas».
Ahora bien, Domingo J. Casas es rotundo: «siempre he dicho que soy un fotógrafo de prensa con algunos privilegios, aunque cada vez son menos».
«Esos privilegios, por cierto, me los he ganado con sangre, sudor y lágrimas. Me he chupado los Doctor Music, los Mad Cool… Mira, ayer justo enfrente hacía dos años que estaba Metallica con 80.000 personas. No pude evitar girarme, y se me caía alguna lagrimilla», lamenta.

Anécdota con Loquillo + Hacer lo que te gusta
Con motivo del 40 aniversario de Domin en la fotografía se celebró un encuentro con sus amigos y se grabó un disco en Joy Eslava, que se ha quedado diluido. «Allí estuve con Loquillo, quien vino de invitado y estuvo super amable. Le dije: ‘Loco, estás de buen humor…’ ‘¿Y qué pasa Domin?’ ‘Pues me has jorobado la tarde, porque ya no me divierto’. Decirle eso a un tipo que mide dos metros, aunque seamos amigos o conocidos, o con noches en danza, no es fácil, eh». El atrevimiento…
Domin me reprocha, en cierto modo, que, algo que también ha hablado con Julio Ruiz (RNE), y que es que aquí abordamos la música que realmente nos apetece… «realmente yo no siempre he hecho fotos a la gente o grupos que me gustaban más. Ha habido veces que sí. Estoy orgullosísimo de que haya fotos mías en diez DVDs y discos y libros de Rosendo. De Burning o Seguridad Social. De Revolver después de muchos años, incluimos fotos del disco Capitol (2017), que fueron tomadas en la Gran Vía con Carlos Goñi mirando por la ventana. La gente alucinaba mucho».
Participación en Héroes: Silencio & Rock and Roll

Domin nos cuenta que hay fotografías suyas en el documental lanzado en Netflix sobre Héroes del Silencio, pero «para mí es un proyecto que quedó ahí atrás, porque me las pidieron hace dos años, llegamos a un acuerdo económico, se me pagaron, y ahora se emite el documental».
Esas imágenes de la banda zaragozana tienen treinta años… «Es decir, que vamos con mucha antelación muchas veces y siempre estamos más pendientes del presente y del futuro que del pasado. No soy fotógrafo que se regocije de su pasado más cercano ni más lejano, pero revisando esta mañana en mi archivo veo que hay fotos mías de Alejandro Sanz con Penélope Cruz y los hermanos Cano posando con naturalidad».
«Soy un autónomo privilegiado en los tiempos que corren, porque vivir de hacer fotos de conciertos resulta ya una utopía»
Domingo J. Casas
Mayor artificialidad entre los artistas
«Ahora a ciertos artistas, poderlos saludar en ciertos conciertos no es tan fácil, ni para mí», lamenta Domin, quien se define como «el más viejo del lugar».
Asimismo considera que «los músicos no hacen fotos para salir guapos, bueno alguno sí… Es importante que la gente sepa que es un trabajo y una profesión, y que todo el mundo puede hacer fotos, pero no todo el mundo puede ser fotógrafo».
Además, otra de las aristas de la música, los conciertos, a su entender, se han convertido en máquinas de hacer dinero. «Los grupos no sé si funcionarán o no, y los discos no se venden. De hecho, la gente compra vinilos ahora que está de moda, como una excusa, pero que es como en los 80 que los que no leían compraban libros para rellenar las estanterías».
En su caso, concreta, tiene cinco pendrives en su retiro levantino, cuando en su casa de Madrid acumula unos 5.000 vinilos. «Ya no nos levantamos a darle la vuelta. Queda muy bonito, pero… ¿Sabes cuánto duraba un vinilo? Pues entre 38 y 44 minutos, pero no por cada cara, sino en total. Entonces, cada 20 minutos, vamos a poner de media, a lo mejor estaría más delgado si lo hiciera…»

El concierto de Metallica en 2019
«En ese concierto sufrí mucho», asevera Domin, quien explica: «tuve que andar mucho, que yo no soy de andar mucho, sino más bien de rodar».
Aquel show con 80.000 personas, recuerda, tenía la entrada más barata, costaba 50 o 60 euros. «La gente no tan pudiente, económicamente hablando, tuvo que ver el concierto en pantallas de 5K, 8K, me da igual, con un solazo a las nueve y cuarto que no había manera de ver las pantallas», añade.
Algo que le lleva a una reflexión: «¿qué estamos premiando, a los que tienen más pasta para que tengan las entradas premium?»
«Hacer cosas porque te molan, esa ha sido siempre mi filosofía de vida»
Domin J. Casas
En tu fiesta me colé
Sobre esa cita con los de los dominadores del thrash metal en el mundo durante mucho tiempo, Domin nos cuenta que estaba haciendo las fotos del concierto y alguien le dijo: «tú ponte ahí». De modo que accedió al snake pit de la banda. «Aquellas entradas costaban 2.500-3.000 euros», afirma, a la par que añade que «vino un señor mayor a reprimirme y a regañarme -no diré su nombre- y me dice: ¡Buen intento Domin, salte fuera!» De manera que los fotógrafos le preguntaron quién era aquella persona… «El manager de Metallica, les contesté” (ríe). ¿Y por qué te lo dice tan amablemente?, me preguntan… Porque sabe que no ha sido culpa mía. Que me había equivocado de ubicación. O sea que no pasa nada».

Keith Richards llama a tu puerta
«Si no conozco al manager de Metallica, U2 o de los Rolling Stone, muy mal vamos, ¿sabes? Después de tanto años no sólo es fotos y glamour», confirma Domin.
Y es que, acumula en su mochila muchísimas experiencias, las que dan los años de trabajo y profesionalidad.
«Recuerdo aquella gira de los Rolling Stone, por toda Europa, con los escoceses Gun de teloneros, en la que Keith Richards, nos aporreaba la puerta y nos decía: ¡Guardadme algo para cuando yo termine! Esto es muy difícil que ocurra. Los Rolling Stones eran el único grupo que nos mantenía encima de los escenarios, y ahora también nos manda también a la mesa de sonido. Cuando tocaron en Benidorm, yo quería hacer fotos desde el lado derecho del escenario para sacar a Ronnie Wood. Llegó su jefa de prensa, mi amiga Sheryl, y me pidió que me pusiera al lado izquierdo, que a Keith Richards, cuando sale, le gusta saludarme… Esas cosas, ante el estupor y la envidia sana de mis compañeros».
«He hecho como 500 exposiciones, 80-90 de ellas como comisario, que es el que coordina todo el proyecto, que es el que sufre y el que más cobra, pero también cobra todo el mundo»
Domingo J. Casas

Dueño de su destino como fotógrafo
«Yo por fortuna tengo tarea, siempre he sido mi jefe, tengo los derechos de todas mis fotos, que no es lo habitual. Pasa como con los músicos, que no tienen los derechos sobre sus masters…» (ya sabéis que uno de los casos más flagrantes fue el de los Rolling Stones y Allen Klein) .
De manera que Domin tiene la tarea global de editar fotos, de tratar las fotografías nuevas que hace, lo que le convierte, a su entender, en un autónomo privilegiado en los tiempos que corren, porque «vivir de hacer fotos de conciertos es una utopía ya».
En este punto, considera que «quitando tres festivales que tienen el buen gusto de contratarnos y hacer fotos para ellos… la fotografía de la gente… los móviles no son un móvil con cámara, es al revés, son cámaras con móvil, con objetivos Leica, estabilizadores… Estás pagando en vez de 50 euros por una entrada, 450 para poder hacer fotos con tu móvil».
Menos democracia en los conciertos
«Yo veo fotos de gente que son mucho mejores que las mías, porque antes éramos más democráticos, si tú te ibas dos días antes a hacer cola a las cinco de la tarde, y cuando abrían las puertas te ponías el primero, pues las tenías. Ahora no, ahora ya eso se paga. ¿Que si son lícitas las reglas del juego? Las reglas del juego han cambiado», destaca Domingo J. Casas.

Aquellos conciertos en Rockola o Canciller
«Ver a Rory Gallagher, o a Iron Maiden o a los Ramones en Canciller, una sala pequeña, el primero, no la Sala Argentina o Canciller 2. Ver en Rockola a Iggy Pop, Simple Minds, Depeche Mode o New Order… o a Nick Cave. Verle en el año 1982… ¡flipabas! Al día siguiente o el anterior, había tocado Spandau Ballet. Eran salas en las que las medidas no eran tan restrictivas, pero no habría más de 800 o mil personas», recuerda Domin. Y añade: «yo creo que los que estábamos en el Rockola lo último que hacíamos era mirar al escenario. Yo sí, porque hacía fotos».
Un botón para escuchar música
«Se ha perdido la esencia de amar la buena música». Así de claro lo tiene Domingo J. Casas. «Yo no tengo nada contra el trap o el reguetón, son tendencias nuevas como ocurrió con el rap, hay cosas interesantes en todos los ámbitos. Esa cultura musical de investigar… Los chavales y chavalas tienen un botón que se llama Google y Youtube y pueden ver música y escuchar música, pero se empeñan en bajarse un tipo de música y no tienen criterio musical», remarca Domin.
Va más allá nuestro fotógrafo de cabecera: «Ahora todo el mundo piensa que puede grabar un disco, que protools te lo hace todo; tienes una cámara y eres fotógrafo. Pero hay una cosa que se llama oído y en este caso, ojo. Eso se aprende. Es un aprendizaje de años de profesión. Y como siempre digo, aprendo hasta de los fotógrafos malos, lo que no significa que yo sea bueno».

«No soy un fotógrafo barato»
La ley de la oferta y la demanda está muy presente en el mundo de la fotografía. «O compites o bajas los precios, y si bajas los precios estás muerto. Porque siempre habrá quien haga la foto mejor que tú y cobre la mitad. Pero hay que mantener niveles de precios, pero adaptarse a los tiempos que corren. Hay que ser coherente con nuestra ideología y forma de pensar. Hay que ser solidario también.
Y hacer fotos a los grupos que te lo piden y con amabilidad, y cada trabajo como si fuera el último. Pero si la gente te llama, hace el esfuerzo por contratarte, que no soy un fotógrafo barato -me va muy mal al ego, me va muy mal al bolsillo-, a veces hago excepciones como bien sabes. Pero hay que hacer las mejores fotos del mundo siempre. Como si fueran las últimas.
Esa disciplina es muy complicada. Antes podía vivir en Madrid todo el año, hacía fotos todos los días y me sacaba un dinerito pequeñito todos los días. Hay que mantener la disciplina de hacer buenas fotos, unos cánones de calidad que puedan ser los más justos. Porque la gente necesita imágenes para comer, para sus discos, para sus promos, para la foto fija de su videoclip».
«Los móviles no son un móvil con cámara, es al revés, son cámaras con móvil»
Domingo J. Casas
De Maná a Bosé pasando por Robert Fripp de King Crimson
«Acuérdate de Maná, cuando nos conocimos (Músicos en la Naturaleza 2018), que bajó Alex González en la prueba de sonido, y me preguntó cómo estaba», afirma Domingo J. Casas.
«La primera vez que tocaron en España, en la sala Revolver, luego nos fuimos de copas con ellos Ángel Nieto, Miguel Bosé, Maná y Domin. Cuando grabó el disco Miguel Bosé sereno (sic), estaba Álex González y con ellos Greg Wolf, hermano de Peter, el productor de Peter Gabriel por ejemplo, y me dice: la semana que viene mi hermano.
Cuando voy a verle, que iba a hacer un making off del disco, me pregunta Peter Wolf: ¿te acuerdas del disco en directo que hicimos y lo pasamos bien? ¿Y de cómo Tony Levin, bajista de King Crimson, iba todo el día con la cafetera express en aquella gira?.
Le dice Bosé: ¿Conoces a Domin? Y le contesta: encima hace fotos y sabe mucho de música, porque habla con los músicos.
En esa gira, THRAK de King Crimson, yo quería hablar con Robert Fripp, para charlar de lo que había hecho en solitario y con Brian Eno y Peter Gabriel. Y no salía del camerino. Sin embargo, con su mujer, Toyah Wilcox, ha hecho versiones con la guitarra durante la pandemia. Está en youtube, es alucinante».
La Movida, Los Rodríguez, Dani Martín y los haters
Domingo J. Casas fue el editor de La Guía del Madrid de la Movida. También en el de Sol y sombra, de Los Rodríguez, en el que participa y responde.
«Es súper divertido el libro, lo recomiendo porque preguntan como a 20-30 personas sobre diferentes épocas de la banda y cada uno contamos nuestra versión, y cada uno de Los Rodríguez vivos cuenta también la suya, distinta.
Tiene muchas fotos de ellos, incluso del embrión de este grupo fueron Fuera La Ley, que fueron Fernando Diego y Julito, Julián Infante. Luego llamaron a Ariel (Ariel Rot), ya estaba Germán Vilella a la batería y Ariel llamó a Andrés (Andrés Calamaro).
Cuando éste fue de gira hice las fotos de su boda. Y hubo quien me dijo: Dominguito, vos conocés a Andrés… No, perdona el que conoce a Dominguito es Andresito, desde hace años…
Vino en el 90, en el 89, y yo ya llevaba unos añitos dando guerra. Dicho con la cordialidad y la amistad que tenemos con los artistas, cuando los managers o las compañías discográficas -ahora ya menos- tienen a bien saludarte.

Dani Martín, otro artista atlético
Quien es un tipo encantador, aunque musicalmente no tenemos la misma frecuencia es Dani Martín. Pero en un concierto que dio en Murcia, fui a saludarle, cuando iba con Candy Caramelo, porque los músicos que lleva son amigos míos, me abrió las puertas de su casa, del camerino, nos hicimos unas fotos juntos. Me recordaba, Chema, las fotos que había hecho a Los Ronaldos, que tenía todas guardadas en su casa y recortadas en las carpetas de cuando iba al instituto. Dani Martín, la persona que menos puedes esperar te quiere… También hay haters, que dicen ahora, ¿no? Gente que nos ama y nos odia, mola”.
Más de un millón de fotos digitales, alguna menos analógica
«En mi archivo analógico, cuando los carretes eran carretes, y no había tantas tarjetas de memoria, tendré entre 200.000 y 250.000 fotos que son negativos, de color, blanco y negro, diapositivas, y diapositivas 35mm y de 6×6 que eran las que empleábamos para hacer las portadas de los discos de vinilo, que medían 30 por 30 centímetros. Eso hasta 2005, que es el año en el que yo me digitalicé. Desde entonces hasta la semana pasada, como digo yo, en archivos digitales, con cámaras digitales, puedo tener más de un millón de imágenes. Con ellas tiras más fotos. Y eso que no soy de los fotógrafos que tiran muchas fotografías, pero la resolución, su capacidad, los objetivos que son más luminosos…»

Fotografías pensando que van a vestir un edificio
«Los escenarios no están iluminados ahora como hace treinta años -considera Domingo J. Casas-. La luz que había en Rockola no es la misma que había en Metallica (ríe).
Para nada… Y la gente lleva ahora objetivos con estabilizadores, que los odio. Que te tira un raw, que es un negativo crudo, para luego arreglar la foto. Cuando disparo yo sé si tengo la foto. Disparo en jpg y si el trabajo es muy importante, en plató, tiro en tiff, archivo no comprimido, pero la gente piensa que va a hacer una portada de un edificio.
Cuando me hacen un encargo, me mando las fotos al móvil, las miro en el mac, en la tele. En los móviles se ve todo bien.
Ahora todos mis colegas trabajan con pantallones grandes, que se ve perfecto, pero la gente no va a ver esas fotos con ese pantallón y ese equilibrio de color. Estamos perdiendo un poco el norte. ¿Cuántas fotos tengo? Las que me quedan por hacer. Muchas, muchas…»
«Aprendo hasta de los fotógrafos malos, lo que no significa que yo sea bueno»
Domingo J. Casas
De la fotografía analógica a la digital
Ese cambio por parte de Domingo J. Casas fue tranquilo… «Me tomé seis meses sabáticos, porque siempre he tirado de carrete, que es una cosa que me molaba». Anton Corbijn, fotógrafo de U2, Joy Division o Depeche Mode, hasta hace poco seguía tirando en carrete. En mi caso, voy a volver a hacerlo; no me puedo arriesgar a hacer todo el trabajo con él, pero voy a tirar… Me dice la gente más joven, ¿Domin, tú sabrías meter un carrete en una cámara? Sin mirar lo hago.
Si no mal vamos, si no sé montar un carrete sin mirar, como en la mili… mal vamos (ríe)… Los tiempos cambian, pero el analógico es más una moda que otra cosa, como los vinilos. A mí lo que realmente me molaban los casettes, y se daban la vuelta solos. Los ponías en los viajes, y como los coches que he tenido o han sido muy buenos o muy malos, depende de la época y cómo me ha ido en la vida, ponías la cinta, se daba la vuelta e ibas escuchando lo mismo. Menos mal que era variadito».
You can get what you want
«Cuando llevas muchos años como fotógrafo ya tienes los galones suficientes para ser editor gráfico -el jefe de fotografía que ve las fotografías de los periódicos, las revistas o las editoriales (suelo ser bastante celoso con estas cosas)-, o empezar a dar clases en academias o en universidades, que no me gusta demasiado, pero a veces me prodigo… Lo hago porque quiero, no porque tenga necesidades económicas, afortunadamente. Hacer cosas porque te molan, esa ha sido mi filosofía de vida siempre».
Comisario de cientos de exposiciones
«Desde 1984-1985, que ya publiqué mis primeras portadas, como una de Rockdelux, en la que sale La Fura dels Baus sobre el espectáculo Actions, la portada de Diorama con Lola Forner, o la de Micky, de Micky y los Tonis, con un maxisingle con Dro en ese momento. Eso me dio fuerza y empuje suficiente para empezar a hacer exposiciones. He hecho como 500 y unas 80-90 como comisario, que es el que coordina todo el proyecto, que es el que sufre y el que más cobra, pero también cobra todo el mundo.
Hoy en día los comisarios se encargan de coordinar todo el proyecto y sobre todo de decir a todos los fotógrafos que no hay dinerito para ellos. Y tú le preguntas: ¿y tú por hacer la exposición, cobras, no? Naturalmente. ¿Y si no tuvieras fotos mías y de algunos que te las han cedido qué ibas a comisariar? ¿Tú, de qué vives, de montar exposiciones? Yo vivo de hacer fotos. Como pone en el photoshop, soy creator. Yo soy creador de imágenes.
Con mi ojito derecho, que le tengo muy bien entrenado, intento hacer fotos, no sólo de músicos, o de paisajes o reflejos… Pero que se meta el mercantilismo por medio… por eso no hago más cosas como comisario. Porque es complicado y se queda el dinero por el camino, nunca llega a quien tiene que llegar.
O los conceptos están muy claros o no me seduce. A mí lo que me mola es hacer fotos nuevas y no vivir de mi pasado ni de las fotos que hice ayer, si no en pensar en las que voy a hacer mañana y esa es mi motivación».
Diez años digitalizando… ¡y los que quedan!
«Hasta hace poco pensaba que llevaba entre el 80-90% digitalizado, pero hace poco he vuelto a revisar todo y me he dado cuenta de que estará en torno al 51%, por ser un poco amable conmigo. Es un trabajo arduo y fascinante, porque no sólo es archivar, es volver a documentar esas fotos, ver dónde se hicieron.
«Ahora todos mis colegas fotógrafos trabajan con pantallones grandes; se ve perfecto, pero la gente no va a ver esas fotos con ese pantallón y ese equilibrio de color»
Domingo J. Casas
Porque claro, con las cámaras digitales la fecha la tienes, y sabes más o menos cuándo y dónde se hicieron, pero en otras épocas, dependiendo de a qué hora terminara la fiesta y el bar sobre todo… en el caso de las diapositivas tienes que esperar dos horas, pero en el caso de los negativos o las fotos, tienes que esperar un día al principio.
Con lo cual, en el concierto de U2, The Pretenders o de UB40 en el Santiago Bernabeu, no podías fallar. No tenías la opción del raw y luego podías editar, y el Photoshop era muy muy primitivo y muy primario. Se retocaba con la ampliadora en el laboratorio. Las fotos que estaban un poco quemadas las oscurecías un poquito con las manos».
El aprendizaje fotográfico. Más vale maña
Con respecto a la evolución en la manera de tomar fotografías, Domingo J. Casas nos deja moraleja: «Primero, imaginaos que tenéis que enfocar con la cámara que ya es chungo; si estás enfocando ya no ves la foto. Si ves la foto es que no la has hecho. Y, segundo, tienes 36 fotogramas para plasmar, por lo que no es fácil. En un carrete de 36 cuando eres afortunado. Porque cuando trabajas para un periódico o una revista ese carrete es para ellos. Por eso prefería comprarme el material y las fotos eran para la revista, pero para mí también. Yo iba con tres cámaras. Ahora vamos con una, estás vendido.
Siempre tiraba con una cámara en la que ponía Blanco y Negro, para mí. Ponía tri-X o T-Max, en Kodak. Y cuando tiraba con ella pensaba en que las fotos que iba a hacer eran en blanco y negro. Eso es de verdad. No ahora que salen las fotos azules y rojas y las pasan a blanco y negro… Porque no tienes tiempo de editarlas, como no tienes tiempo de saber quitar los azules y rojos de los dominantes, lo pasas a blanco y negro. ¿Tú lo has pensado en blanco y negro? No. Pues no me vale».

Colaboración con Rolling Stones América… y alguna más
«Hace muchos años, había un semanario neoyorquino que creo que ya no existe, que se llamaba The Village Voice, con Marilyn Sabido, que era la jefa de reportajes o firma invitada.
En ella fui corresponsal en Madrid de esa publicación. También había una revista canadiense llamada Saturday Night, que publicó unas fotos mías de Leonard Cohen. Igualmente, trabajé una temporada para la edición norteamericana de la revista Rolling Stone. Aquella etapa fue muy divertida, porque como a mí la Navidad no me gusta, me iba a Nueva York el 5 de diciembre y volvía el 15 de enero. O me cogía un coche y me iba a Los Ángeles.
Me llevaba una cámara o me iba sin ella y la compraba allí. Pedía que me pagaran todo una vez al año, entonces aparte de comprarme diez Levi’s 501 que me valían y algunas zapatillas de deporte, me compraba una cámara y tomaba un coche de alquiler y me iba a ver a algunos amigos que vivían por la zona. Y eso era muy divertido».
La experiencia de Woodstock ‘94
«En aquella época estuve en Woodstock ‘94, y tocaron los Rolling Stones, y casi nos quedamos un día más. Es fascinante ver a Joe Cocker allí, a 800.000 personas en un concierto. No había entrada, ni barreras físicas. La sala de prensa tenía capacidad para 1.800 personas.
Allí estaban mis amigos El Pirata, Manu Dávila, y algunos periodistas y fotógrafos. Lo pasamos como Dios. Me empeñaba en hacer fotos. Decía Prensa Internacional, y te respondían con evasivas. Había dos camiones grandes de AP y de Magnum, de las grandes agencias, y ibas como un conejito para enviar tus fotos a El País (estamos hablando de 1994), y te decía la jefa de fotografía, ‘Domin, nos llegan fotografías cada 20 minutos de los mejores fotógrafos americanos, metete en el barro, y disfruta’. Paz y amor.
Ese afán de ser siempre tan profesional… Y era horrible. Pero, disfrutar de Woodstock en 1994, que fue un año duro para mí, porque acabé mi relación contractual con la revista El Gran Musical y con el Ya, fue un año de transición. Rápido me puse las pilas, pero grandes despegues siempre han ido acompañados de grandes aterrizajes. John Lennon decía aquello de ‘La vida es lo que ocurre mientras te empeñas en hacer planes’».
El caprichoso mito de las estrellas
Esto nos dice Domingo J. Casas cuando le preguntamos sobre ese tópico de las manías de los grandes grupos… «Te lo voy a resumir rápidamente: cuanto más grandes son, resultan ser las personas más sencillas del mundo. A mí, cuando la gente me dice, con tu bagaje musical, cultural y con todo lo que has vivido, eres un tipo normal. Eso lo aprendí de los grandes, cuanto más lo son más humildes también.
Mira: voy a poner la foto de Nick Kamen (realizamos la entrevista el día después de que se conozca la muerte del cantante de I promised myself), que era un año más joven que yo.
Musicalmente no te puede gustar, pero le hice una sesión de fotos y el tipo era encantador.
No sé si Madonna se lió con él o al revés, pero ver que un tío de 59 años, que es la edad que tengo yo, que muere… ¿No pones una foto? Yo hice una sesión de fotos con él en Los 40 Principales para El gran musical, y era una estrella mundial, y el tipo se portó inconmensurablemente.
Conciertos inolvidables y alguno olvidado
Cuando Depeche Mode tocó en Rockola no sabíamos si iba a dar un pelotazo luego o no, o los Simple Minds, aunque con estos lo teníamos más claro, pero luego tocaron en la Escuela de Caminos… Tú sabes lo que es ver a Johnny Thunders tocando allí, no se ha vuelto a repetir en la vida».

«Rory Gallagher, Los Ramones… eso no se puede olvidar. Hay conciertos como el de The Clash (abril de 1981) en el Pabellón del Real Madrid, de los que no me acuerdo de nada. Tengo la entrada, fui… pero como si me lo hubiera tatuado en el brazo y hubiera dicho que hubiera estado igual. O AC DC en ese mismo recinto (enero de 1981). Diez mil conciertos son muchos conciertos, pero también la disciplina de que en cada diapositiva o en cada negativo en los que poner la fecha y el año… Ya lo hacía hace 42 años, eso me ayuda mucho a documentar la foto. Y cuando hay dudas, si miras en internet…
Por ejemplo, preguntas cuándo fue el último concierto de David Bowie en España y donde se realizó te dicen que fue en Las Ventas, y no, fue en la sala Aqualung.
Empezaron en el Calderón, luego en el rockódromo, y terminó tocando en Aqualung, porque no había vendido las entradas suficientes para tocar allí.
Disciplina laboral
A pesar de que eran noches de sol, con Keith Richards salíamos el lunes y volvíamos el jueves, éramos bastante disciplinados con el trabajo. Pese a eso, las fotos que tengo no pienso nunca que son una cosa para mí, es un legado que se deja ahí.
De hecho, estamos pensando cómo llegar a un acuerdo con el Ministerio de Cultura, porque lo que no quiero es que pase como con grandes compañeros que se han muerto recientemente, ¿qué pasa con sus fotos? ¿Qué pasa con esto?», afirma Domingo J. Casas.
Los amigos de la Movida Madrileña
Háblanos de Enrique Urquijo, de Antonio Vega… Pero también de Manolo Tena, o Pepe Risi, Eduardo Benavente…
De los artistas que ya no están y que, además eran «todos colegas míos», como nos explica Domin.

La grandeza y fragilidad de Antonio Vega
Antonio Vega, otro grande, pero con un problema grave de identidad. Es uno de los mejores guitarristas de este país con diferencia.
En uno de los últimos momentos de su vida, y lo sé de buena tinta, cuando la heroína había afectado a todo su organismo -lo sé de buena tinta- seguía tocando la guitarra con un gusto, que la gente se volvía loca.
Yo recuerdo en su último tour con Nacha Pop, me acerqué al camerino y ya se había marchado. No se había esperado para no enfrentarse, para no darme un abrazo, no quería saber nada de nadie.
Ellos tienen en su vida una cosa, que es su dosis diaria y ya no los saques de ahí. Pepe Risi con los Burning, un tipo encantador, que te reías con él, super simpático, con sus gafas negras.
¿Te gusta Bryan Jones con los Rolling Stones o sin ellos? Son cosas distintas Con la primera formación de los Burning… podías flipar. Podían salir vestidos como los Kiss… Esas vivencias sí son importantes».
El parque temático de la Movida Madrileña
No se anda por las ramas en este sentido el entrevistado: «La prueba es que a la vida hay que echarle todos los días dos huevos, levantarte y hacer cosas. Y refugiarte en ciertas sustancias para no currar o para… evidentemente no somos tan distintos los seres humanos unos de otros.
Tienen la varita de poder componer El sitio de tu recreo o La chica de ayer y te vas al Penta y resulta que parece un parque temático de Antonio Vega. Yo me piré. O La Vía Láctea. En el Madrid de la Movida, yo fui y lo estaban abriendo, pregunté si podía entrar, y pregunté al encargado por el dueño, y me dijeron que había muerto hacía 30 años».
Una visión ochentera
¿Qué le pasa a usted?, me preguntaron. Estoy viendo a Kike Turmix ahí, a Gonzalo Barrios ahí, a Paul Collins ahí, a los Long Riders…
A todos los que habían pasado por aquí. Los que quedemos que estamos disfrutándolo, ahí está mi amiga Ana Curra -formó parte de Los Pegamoides (con Alaska, claro) y Parálisis Permanente– que defiende aquello, José Battaglia -quien fuera batería de La Frontera-… que vuelvan los conciertos a la normalidad, Chema, que podamos disfrutar de la vida ésta, que el curro está muy bien, pero nosotros vivimos al revés.
«Cuando la gente está de vacaciones nosotros estamos de gira, y cuando la gente va a un concierto el fin de semana, nosotros estamos currando. Es así», afirma.

La reflexión final de un buen tipo del barrio de Usera
«En mi generación, no sólo músicos, más del 50 por ciento de mi generación murió, en los barrios de la periferia hizo muchos estragos. Cuando ves a uno que te saluda, en no muy buen estado dices: hombre, mira, uno más que tenemos aquí.
Tuve la suerte, el privilegio de dar un poco el salto, pero sigo viviendo en mi barrio, en Madrid. Pero pude conocer otras cosas y encauzar mi vida.
La vida yo creo que es más una cuestión de suerte, de estar en el sitio justo en el momento adecuado.
Empecé a hacer fotos en el año 79, cuando estaba en la facultad de Psicología. Y a partir de ahí no he parado».
Cuidadín con los foteros
«Cuando veáis a un fotógrafo haciendo fotos en el foso, dadle un poquito de agua que tiene dos canciones y va maldito», señala Domingo J. Casas un tipo que, si has llegado hasta aquí, habrás visto que tiene para escribir varios libros, grabar múltiples películas y que mucha gente aún no conoce.
En otro país tendría ya una estatua y estaría en el prime time. Aunque éste, como tantas otras cosas, ya no es lo que era. Os dejo esta última anécdota que nos contaba nuestro entrevistado:
Puedes seguir a Domingo J. Casas en las diferentes redes sociales, en las que siempre tiene el perfil @domingojcasas