Este Bruce es tan real como el rockero con la E Street Band, defiende nuestro crítico Marcos Ruiz Suescun
Autor: Bruce Springsteen
Grabación: 2015, Nueva Jersey, Nueva York, California
Número de canciones: 13
Sencillos: Hello Sunshine (26 de abril), There Goes my Miracle (17 de mayo), Tucson Train (30 de mayo) y Western Stars (lanzamiento)
Duración: 50:50
Productor: Ron Aniello
Lanzamiento: 14 de junio de 2019
Discográfica: Columbia
Volvemos a echar mano del mayor experto por estos lares, Marcos Ruiz Suescun, para acercaros la crítica del último disco de Bruce Springsteen, Western Stars.
Nos ha preparado un macropost sobre el mismo, y sólo podemos decir (todos juntos): GRACIAS.
Han pasado cinco años desde el último trabajo de estudio de Bruce Springsteen y por ello, lo nuevo del Boss es motivo de alegría.
Y, aunque pueda parecer que el lustro transcurrido desde la publicación de High Hopes (2014) haya sido poco fructífero, la realidad es bien diferente. E
n este periodo ha confeccionado la potente caja del The River (2015) y ha salido a la carretera con su consiguiente gira rockera con la E Street Band, ha escrito su autobiografía Born To Run (2016) y ha actuado en Broadway, cinco veces por semana durante año y medio desde 2017, en un espectáculo íntimo y personal, donde mezcla monólogos de su biografía con canciones relacionadas con los pasajes de su vida.
Allí he podido estar.
Contenidos de esta entrada
- 1 Se priorizó la fiesta del rock & roll
- 2 Toda una liberación
- 3 Años 70. El rock puro y rabioso
- 4 Disco bien armado
- 5 Thunder Road
- 6 El solo de Big Man
- 7 Los años 80. Intimismo y estrellato
- 8 Born in the USA
- 9 Los 90. Buscando nuevos sonidos
- 10 Los 2000. El regreso con la E Street Band y el experimento folk
- 11 ¿Lo mejor de esta década?
- 12 Western Stars. El viaje luminoso a las estrellas del oeste
- 13 The Wayfarer
- 14 El sencillo homónimo, lo mejor
- 15 Atmósfera bella y triste
- 16 Violines a ritmo de vals
- 17 Cantautor y dylaniano
- 18 Buen material
- 19 El primer adelanto
- 20 El veredicto
- 21 Canciones
Se priorizó la fiesta del rock & roll
Western Stars (2019) podría haber salido a la luz hace cuatro años (se grabó en 2015) pero la caja de The River suspendió su publicación.
Se priorizó en su momento la fiesta del rock & roll frente a un proyecto de carácter personal y al menos diferente de lo ya conocido.
Y es ahora cuando ha llegado el momento.
De hecho, Springsteen tiene que hacer frente, no sólo a la opinión de críticos y seguidores que manifiestan que debe realizar excelentes discos y canciones.
Sino a sus emociones, sentimientos y certezas, aunque vayan en un curso diferente de lo que se espera de él.

Toda una liberación
Para Bruce la música es una liberación. Una vía de escape… incluso, terapia para su estado anímico y psicológico.
Hay que recordar que ha declarado públicamente en entrevistas y en su biografía que padeció depresión en varios momentos de su vida (al igual que su padre).
Como seguidor de Bruce Springsteen conozco muchas de las reacciones de sus fans y he leído algunas críticas recalcitrantes de periodistas sobre lo que debería ser un nuevo disco de Bruce Springsteen.
La mayoría de las opiniones que me encuentro suelen estar en los extremos, desde una defensa a ultranza hasta poner el disco por los suelos. No es justo considerar ni lo uno ni lo otro.

Años 70. El rock puro y rabioso
La historia del rockero de Nueva Jersey siempre ha indicado esta complejidad y diversidad. Mientras vagabundeaba en su juventud, se forjó musicalmente tocando en bandas de rock en la costa de ese estado norteamericano.
Pero la audición que le permitió su primer contrato para la grabación de su primer disco, fue ante el cazatalentos John Hammond (que descubrió a Bob Dylan y Ella Fitzgerald) en base al sonido folk.
Este descubridor se entusiasmó al vislumbrar en ese joven Bruce al nuevo Bob Dylan. Sus dos primeros discos fracasaron porque en realidad él llevaba en sus venas el rock & roll. Tanto su primer disco Greetings from Asbury Park (1973) como The Wild The Innocent & The E Street Shuffle (1973) contenían grandes clásicos que luego interpretaría con rotundidad en sus directos.
Si bien, en el primero el cual fue acuñado como el disco del nuevo Dylan, mantenía parte de la esencia folk que detectó Hammond en aquella audición (It’s hard to be a saint in the city o Growin’ up o Mary Queen Arkansas); el segundo contenía la potencia del rock & roll muy palpable en la festiva Rosalita y la belleza épica de sus baladas 4th of july Asbury Park (Sandy) e Incident of 57th Street.
Hay que reseñar la majestuosidad de New York City Serenade, en mi opinión la perfección absoluta en términos orquestales.
Disco bien armado
Comparaciones aparte, Western Stars es un disco apoyado sobre una orquesta de metales, vientos y cuerdas.
Esta idea quizá haya podido verse influida por el acierto que supuso incluir orquestas de forma puntual para interpretar New York City Serenade en sus shows de Roma 2013 y Brisbane 2014.
Aunque estos discos fracasaron, en términos de ventas la potencia de su música se podía sentir en sus directos.
Fue en 1974 cuando el crítico musical Jon Landau el cual acabaría siendo su manager escribió : “El pasado jueves, en el Harvard Square Theatre, vi pasar el pasado del rock’n’roll delante de mi ojos».
«Y también vi algo más -añade-: Vi el futuro del rock and roll y su nombre es Bruce Springsteen. En una noche en la que necesitaba sentirme joven, él me hizo sentir que estaba escuchando música por primera vez en mi vida. Springsteen lo es todo. Es un gamberro del rock and roll, un poeta latino de la calle, un bailarín de ballet, un actor, un bromista, un líder de banda, un guitarrista rítmico de la hostia, un cantante extraordinario y un brillante compositor de rock and roll. Cada gesto, cada sílaba se suma a su intención final, liberar nuestro espíritu mientras él libera el suyo mediante su música”.
A Bruce le quedaba una última oportunidad y afortunadamente todos estos calificativos de Landau eclosionarían con Born To Run, el álbum de la épica y romanticismo.
El sonido se resumía en tratar de lograr las maravillosas guitarras al estilo de Duane Eddy, cantar como Roy Orbison y crear un muro de sonido a lo Phil Spector como en Be my baby de The Ronettes.

Thunder Road
Si yo tuviera que ir a una isla desierta con un sólo disco de Springsteen elegiría éste sin pensarlo. Hay que señalar que la primera canción de este álbum Thunder Road es una de las canciones más bellas de la historia de la música.
La lírica del disco se centró en la romántica idea de la huida y el escape, de la fuga amorosa y de la amistad y de la realización del sueño americano. También podemos ver en Western Stars esta temática aunque desde la perspectiva de un sexagenario en vez de la de un veinteañero.
A partir de aquí llegamos al periodo donde los puristas dicen que está el mejor Bruce Springsteen. La trilogía maestra de Born To Run (1975), Darkness of the Edge of Town (1978) y The River (1980) es para muchos donde reside el auténtico Bruce y donde se encuentra el verdadero sonido de la E Street Band.
Pero, ¿a qué nos referimos cuando aludimos al sonido E Street Band? En mi modesta opinión, se caracteriza por el virtuoso piano de Roy Bittan, la simpleza potente de la batería de Max Weinberg y el timbre único del saxo de Clarence Clemons.
El solo de Big Man
Es indiscutible que muchas de las canciones que consideramos no buenas sino obras maestras de Bruce Springsteen llevan un increíble y majestuoso solo de saxofón de nuestro añorado Big Man.
¿Que sería Born to Run, Jungleland, The Promised Land, She’s The One, Drive all night, The Ties That Bind o Sherry Darling sin el solo de saxo?
¿Seguirían siendo obras maestras?
Quizá quedarían relegadas a ser buenas canciones. Se podría argumentar que Backstreets o Racing in the Street son excelentes sin que haya saxo de Clarence pero su excelencia se ve ensalzada con el piano del profesor Roy Bittan.
Y es que eran los años 70, unos tiempos donde el rock & roll se manifestaba con una libertad improvisada para componer, sin límites de duración de tiempo. Y las canciones podían producirse con total libertad para sonar con dulzura y rabia.

Los años 80. Intimismo y estrellato
Si una cara de la moneda era su banda de rock & roll, la otra cara de Bruce Springsteen era su lado íntimo y personal.
En este lado solitario es donde busca dar voz a personajes oscuros, ladrones, fugitivos, camellos, criminales o desesperados.
De ese sentimiento surgió Nebraska (1982) disco anticomercial y sublime al mismo tiempo, grabado solamente con una armónica y guitarra con una grabadora de cuatro pistas. Éste también es Bruce.
Un amigo, ante las primera escucha de Western Stars, me ha comentado que le parece muy bueno y lo ha calificado como un Nebraska con orquesta.
Born in the USA
Tras este paréntesis llega Born in the USA (1984) el disco que le convertiría en una superestrella del rock. Es un gran disco con letras buenas pero algunos lo consideran de inferior calidad sobre todo por la influencia de los sintetizadores (algo muy típico de los 80) en algunas canciones.
Esto no impidió que el single Dancing in the Dark (donde Cortney Fox se hizo famosa bailando con el Boss) le convirtiera en un ídolo de masas y se proyectara una gira larguísima por Estados Unidos y Europa, que pudo no sólo sacar a Bruce Springsteen de tener números rojos en su cuenta bancaria, sino a recibir unos ingresos millonarios.
Nuevamente en contra de todo pronóstico con el estatus de estrella millonaria lanza Tunnel of love (1987). Éste es un disco muy personal.
Habla de relaciones de pareja cuyo tema principal es la convivencia y ruptura conyugal.
Se podría decir que Western Stars tiene algo de similitud con este álbum en el sentido de que ambos están plagados de baladas y aparecen algunos miembros de la E Street Band de manera puntual sin dar ese sonido rock característico de la banda.
Entonces Bruce quiso innovar y arriesgar y eso supuso errar al mismo tiempo que madurar y curtirse con nuevos sonidos.
Ahora ocurre lo mismo.
En Western Stars le acompañan algunos de sus músicos, como su esposa, Patti Scialfa, la violinista Soozie Tyrell, el teclista y acordeonista Charles Giordano (sustituto del fallecido Danni Federici de la E Street Band) y a los teclados David Sancious (ex miembro también de la Band), quien ya trabajó con el Boss en sus primeros discos.
Los 90. Buscando nuevos sonidos
Human Touch y Lucky town publicados simultáneamente (1992) fueron un intento fallido de realizar rock sin la E Street Band.
En estos discos había talento y joyas como la desgarradora balada I Wish I Were Blind, la belleza de If I Should Fall Behind o la alegría de Leap of Faith. O Better Days. Pero en muchas partes la producción adolecía de falta de frescura sobre todo en muchas canciones del Human Touch.
Los años 90 trajeron un nuevo éxito popular a Bruce Springsteen, Streets of Philadelphia una balada con la temática del SIDA de fondo, banda sonora de la película Philadelphia, que le proporcionó el Oscar a mejor canción.
La gran joya de esta época fue The Ghost of Tom Joad (1995). Este álbum narraba personajes desolados marcado por la novela de John Steinbeck Las uvas de la Ira.
Con una producción más sofisticada y una mayor instrumentación (acordeón, violín y órgano) fue el segundo Nebraska pero esta vez se daba vida a inmigrantes y gente pobre silenciada desde la miseria de la Gran Depresión.
Estas historias siempre tenían el rayo de luz de la esperanza del sueño de la tierra prometida. Los personajes de Western Stars están conectados con los de este disco desde una perspectiva más esperanzadora.

Los 2000. El regreso con la E Street Band y el experimento folk
El Bruce del siglo XXI se presenta con la determinación de un regreso a sus orígenes con su banda mítica: La E Street Band.
Esto se veía venir con la gira de Reunion Tour 1999-2000. En ella Bruce volvía a la carretera tras once años sin contar con ellos y llego su primer disco con la agrupación en ¡18 años!! The Rising (2002).
Para este trabajo Bruce otorgó la producción a un prestigioso Brendan O’ Brien, el cual había producido para Pearl Jam su histórico Ten, Rage Against the Machine o The Offspring. La pretensión de dar un sonido más moderno acorde con lo que se escuchaba a finales de los 90 o del nuevo siglo falló.
Se publicitó The Rising como el primer disco con la E Street Band desde Born in the USA pero no sonaba a E Street Band. Afortunadamente en directo algunos temas funcionaron con dignidad porque había canciones buenas.
Si en los 80 fue el Nebraska y en los 90 el The Ghost Of Tom Joad, la década del 2000 tendría en Devils & Dust (2005) como su disco en solitario con su posterior gira en la que un polifacético Bruce tocaba además de su guitarra y armónica, piano, órgano, banjo y ukelele.
La temática de este disco siguió la línea de sus anteriores trabajos en solitario.
Aunque había inmigrantes, perdedores y drogadictos, incluyó varias canciones de temática paternofilial. Es el caso de Long Time Coming, Silver Palomino o Jesus Was An Only Son. Incluso se atrevió con una canción en la que se refería a Jesús de Nazaret pero centrándose en María como madre en relación a Jesús como hijo.
¿Lo mejor de esta década?
¿Es Western Stars el disco en solitario de esta década? La respuesta es bastante ambigua. Aunque la conexión con Nebraska y The Ghost of Tom Joad es palpable también lo es con sus otros proyectos ajenos a la E Street Band.
Incluso yo diría que incluso con el Working On A Dream (2009) y el High Hopes (2014). Según el propio Springsteen “está conectado a mis discos en solitario Tunnel of Love y Devils and Dust, pero no se parece en nada a ellos. No sé si me equivocado”.
Al siguiente año, llegaría una de las giras más divertidas e inolvidables que he vivido de Bruce Springsteen.
Fue la celebrada con la excusa de la publicación de su álbum de estudio We Shall Overcome: the Seeger sessions (2006).
En ella, Bruce actualizó y dio un contexto moderno algunas viejas canciones del folk de los últimos tres siglos.
Fue un disco de versiones que parecía nuevo.
Bruce reivindicaba su conexión con la música folk casi al mismo nivel que el rock & roll. Las influencias de Woody Guthrie, Hank Williams y Pete Seeger a quien hace honor el disco y gira se manifestaron con una nueva musicalidad original y efectiva.
En este breve resumen de su carrera faltaría aludir sus últimos trabajos con la E Street Band: El fantástico álbum Magic (2007), el incomprendido Working On A Dream, el álbum folk rock de Wrecking Ball (2012) y el popurrí de High Hopes (2014).

Western Stars. El viaje luminoso a las estrellas del oeste
¿Cómo es Western Stars? No es un disco de rock ni es un disco en solitario. Bruce dice que “realmente el disco está influenciado por la música pop del sur de California de los años 70. Por la música pop orquestada de esa época por Glen Campbell, Jimmy Webb, Burt Bacharach, ese tipo de discos”.
El artwork que es fantástico alude tanto en la portada, contraportada y las fotos interiores al oeste norteamericano.
Y, aunque pueda parecer por el resplandeciente caballo negro que trota con libertad sobre el desierto de la portada, como por el título del álbum, que nos encontramos ante un disco country la realidad es otra.
Este trabajo que consta de trece canciones y cincuenta minutos de duración, tiene una sonoridad que se cimienta sobre una orquestación de vientos y cuerdas.
Asimismo, una voz que recuerda tanto al estilo pop de algunas canciones del Working On A Dream como algunos trabajos anteriores del propio Bruce sobre todo en solitario.
La apertura con Hich Hikin’ es un acierto. La canción suena repetitiva y va creciendo con un riff orquestal de violín y viola que enfatiza el mensaje del disco: el viaje. “Estoy enganchado a excursiones todo el día, llevo todo lo que puedo y mi canción. Soy como una piedra rodando, atrapadme ahora porque mañana me habré ido”.
No deja de ser un buen tema más acorde para ser escuchado en el conjunto del disco que en su individualidad.
The Wayfarer
The Wayfarer es una delicia. Es un medio tiempo acompasado con una guitarra y adornado con violines que explosiona orquestalmente a los dos minutos con una majestuosidad muy cinematográfica.
Y seguimos avanzando en ese viaje: “Soy un caminante nena, voy de pueblo en pueblo. Cuando todos duermen suenan las campanas de medianoche mis ruedas están silbando por la carretera, girando y girando”.
El tercer tema del disco Tucson Train ya conocido por ser uno de los sencillos previos al lanzamiento del álbum es el más comercial y animado del disco. Es el sencillo más efectivo de cara a ser interpretado con la E Street Band en un futuro. Su riff de violines y vientos es muy pegadizo.
La alegría de Bruce cuando canta we fought hard over nothin’ we fought till nothin’ remained consigue emocionar.
La entonación en estas dos frases es muy típica de Bruce.
Y seguimos viajando esta vez en un tren cuyo traqueteo se percibe con la percusión al inicio y al final del disco.
Como en Across the border el protagonista de la canción se ilusiona con una nueva vida, en un nuevo lugar, gracias a un nuevo trabajo, esperando la llegada de su chica para asentarse: “luchamos duro por nada, luchamos hasta que no quedó nada, he llevado esa nada durante mucho tiempo. Ahora llevo mi licencia de operador y paso mis días llevando esta grúa, y mi chica viene en el tren de Tucson”.
El sencillo homónimo, lo mejor
Western Stars es una pieza colosal, lo mejor del disco. Si nos dijeran que se compuso para el Darkness of The Edge Of Town o el The River resultaría muy creíble.
La canción que da título al disco es una balada desgarradora, dramática y esperanzadora.
Me recuerda mucho a Stray Bullet de la caja de The River. Y seguimos viajando esta vez de la mano de un viejo actor secundario que su mayor logró que John Wayne le disparara en una película: “Nuestros hermanos estadounidenses cruzan el alambre y traen los viejos caminos. Esta noche las estrellas occidentales brillan de nuevo. Una vez me disparó John Wayne, si fue hacia el final, esa escena me ha traído mil tragos, prepárame y te lo cuento amigo”.
Sleepy Joe’s Cafe es una version menor de otro tema de bares Seaside Bar Song. Musicalmente no es un gran sencillo, pero cumple su cometido en la unidad temática del disco y de aportar algo de ritmo y diversión a un álbum básicamente melódico.
Tiene un acordeón fantástico para hacer una parada en el viaje y bailar en el Café de Joe: “Hay un lugar en la carretera que cruza la línea de San Bernardino. Donde los camioneros y los ciclistas se reúnen todas las noches al mismo tiempo. A las siete llega la banda y los locales bailan toda la noche. En Sleepy Joe’s Café. Conduzco hacia abajo desde la gran ciudad el viernes, cuando el reloj marca las cinco. Cuando el sol rojo se pone en el océano, comienzo a cobrar vida. Las chicas de verano en el estacionamiento se ponen una bofetada en su maquillaje y coquetean toda la noche En Sleepy Joe’s Café”.

Atmósfera bella y triste
Drive Fast es un tema pausado con una guitarra que recuerda a cualquier canción del Devils & Dust. Bruce canta casi susurrando cuando una atmósfera bella y triste.
El viaje sigue desde la perspectiva de un perdedor que resiste conduciendo veloz: “Conduce rápido, cae duro, mantenme en tu corazón, si no te preocupes por las cicatrices. Solo, conduce rápido, cae duro, te mantendré en mi corazón. Si no te preocupes por el mañana, no te preocupes por las cicatrices, solo conduce rápido, cae duro”.
Violines a ritmo de vals
El siguiente tema, Chasin’ Wild Horses empieza con un violín a ritmo de vals que bien puede recordar el Hunter of an invisible man del High Hopes. Es una verdadera delicia desde su inicio tanto por la evocadora y nostálgica voz de Bruce como por la orquesta que eclosiona a mitad de la canción. De lo mejor del disco. Sensacional el final orquestal muy de banda sonora de cine.
El viaje sigue mentalmente a través de caballos salvajes y justifica la presencia de un caballo saltando en su fantástica portada: “La nieve invernal blanquea las llanuras hasta cegarme, lo único que he encontrado aquí arriba, intento sacarte de mi mente persiguiendo caballos salvajes, persiguiendo caballos salvajes”.
Sundown tiene el sonido y la voz de Working on a Dream. Puedes ponerla perfectamente con Queen of the Supermarket, This life, Kingdom of days y no desentonaría.
Es un tema aceptable en la línea pop que caracterizó aquel disco de 2009. Seguimos de viaje esta vez hacia la puesta del sol (hacia el oeste) donde el protagonista no quiere estar solo….: la puesta de sol no es el lugar donde quieres estar solo, todo es largo, caluroso, interminables días y noches. Solo, me dirijo de bar en bar, aquí en una ciudad solitaria solo deseando que estuvieras aquí conmigo al anochecer”.
Cantautor y dylaniano
El Bruce solitario, cantautor y dylaniano se manifiesta en Somewhere north of Nashville. La nostalgia que evoca la canción muy acorde al estilo del The Ghost of Tom Joad termina en seguida por la brevedad del tema.
El protagonista es un músico que intenta reparar las cosas que no hizo bien con su chica en algún en un viaje al norte de Nashville: “Vine a la ciudad con un bolsillo lleno de canciones, hice el recorrido pero no duré mucho, ahora estoy en esta carretera con un escalofrío frío en algún lugar del norte de Nashville”.
Buen material
Stones es de mis favoritas del disco. Y eso que en la primera escucha no me pareció tan buena. Las cuerdas crean desde su inicio una atmósfera de cine de gran película clásica norteamericana con una melodía repetitiva que te balancea por todos los paisajes naturales de la canción. Sublime. “El viento de otoño sopla a través de los árboles, a medida que las oscuras hojas caen, dices que son sólo las mentiras que me has dicho. Camino por una carretera bañada por el sol siento que el peso se acumula en mi lengua. Me desperté esta mañana con piedras en la boca”.
There goes my miracle sigue la linea pop de Sundown del Working on a Dream. Es junto con Tucson Train un tema pegadizo y apta para ser interpretada en directos con su banda. Cuesta digerir al principio pero va ganando mi interés cuanto más la escucho, sobre todo por una entonación que evoca a Roy Orbison. La simpleza de su letra impide que sea una gran canción. Se sigue viajando esta vez hacia el crepúsculo tanto del amanecer como del anochecer: “El amanecer, el ocaso, la calle se ha vuelto dorada. Por encima de los cielos rojizos estoy buscando mi amor, buscando mi amor. Ahí va mi milagro, alejándose, ahí va mi milagro alejándose”.
El primer adelanto
El penúltimo tema del álbum, Hello Sunshine es lo primero que se ha conocido del álbum. Es una balada country con un ritmo que te transporta por la carretera de forma sosegada. El sonido del bajo y las escobillas de la batería mantienen este clima . Sin llegar a ser una mítica la canción es buena por su simpleza. Es una versión más pausada de Everybody’s talkin’ de Harry Wilson. Por tercera vez vuelve a parecer el resplandor del sol en este viaje: “Sabes que siempre me ha gustado ese camino vacío, no hay lugar para estar y millas por recorrer, pero las millas por recorrer están a millas de distancia. Hola resplandor del sol ¿no te quedas?”.
El disco se clausura con Moonlight Motel con nostalgia y melancolía. La voz de Bruce te susurra, te recita y canta de forma maravillosa. Quiero pensar que el final del viaje todavía no ha llegado y que solo es una pausa en el camino. “Anoche soñé contigo, mi amante, el viento soplaba por la ventana las cubiertas de mi cama solitaria, me desperté por algo que dijiste, que es mejor haber amado, sí, es mejor haber amado. Mientras conducía percibí en la brisa un escalofrío, y las hojas del cielo cayeron sobre un camino tan negro, así como cuando retrocedí al motel de la luz de la luna”. Final soberbio y escalofriante.
El veredicto
Muy buen disco. Mantiene una unidad y coherencia y esto no había ocurrido desde Magic (2007). Por eso hay que valorarlo como una obra en sí misma donde todas las canciones tienen su cabida en conjunto. Quiero reivindicar que Western Stars es un disco de Bruce Springsteen. Con su lírica, con su voz y con su aliento, razones las cuales suficientes para motivarme a escucharlo con ilusión, paciencia y sin la presunción de encasillar mi juicio por lo que se considera que debe ser. Bruce Springsteen debe ser solamente lo que quiera él quiera ser.
Pues comparto más tu crítica que otras que demonizar el disco . Esa melancolía se mimetiza a con la de esos años por la crisis económica , y saca una ternura y una orquesta gloriosa , sencillo y me transmite paz , la de hombre cerca de los setenta . Ya ha salido y saldrá A letter to you para los más Street Band , vamos que agrada a todos
Gracias por tu tiempo y tu comentario, Pedro
El disco se grabó entre 2010 y 2011, la banda producida por Spector eran «las» Ronettes (no «los») y así…
Gracias por tu comentario, Jorge. Aunque, ya lo sabes, puedes suscribirte a nuestro blog. Saludos
Excelente reseña! Me encantó el disco. Es increíble que casi a los 70 años siga produciendo semejantes obras. Somos muy afortunados.
Gracias por comentar, Juan
Grracias por tu comentario, Óscar
Buena reseña. Yo también estoy disfrutando mucho este nuevo album. Para mi un aspecto sobresaliente del disco es la temática de soledad y batallas peleadas y muchas veces perdidas que contrasta con el optimismo de los jóvenes personajes de los primeros discos. Bien podría ser que el hombre de edad mediana que cantó «Waiting for a miracle» es el mismo que canta «There goes my miracle» o que el protagonista de «Born to Run» canta «Hello Sunshine» pero 40 años después. Una de las razones por las que Springsteen representa una de las mejores inversiones de capital auditivo es porque en sus discos ha crecido y madurado artística y humanamente y conforme uno hace lo mismo en su vida las canciones toman nuevos y mas relevantes significados. Definitivamente este disco es una gran muestra de esto.
Impresionante Marcos! Genial todo el recorrido por la obra de Bruce y los vínculos con Western Stars.Es un gran disco sin dudas, yo lo pondría en una trilogía junto a Magic y Workin on a Dream! Abrazo!